Después de Enron
La avaricia a escala espectacular, una sorprendente buena voluntad en pasar por alto prácticas cuestionables por parte de empresas que dicen mantener los niveles más altos de calidad, una determinación vergonzosa de tapar las pruebas, las ansias de los políticos por recibir dinero de una empresa que luego demostró ser una impostora. Éste es el sello del escándalo Enron. (...) No podemos esperar a sacar las consecuencias, que ya están claras, y hay que actuar ya desde ahora mismo. (...) El mundo necesita una serie de reformas de refuerzo, no sólo EE UU, (...) ya que hay economías de países desarrollados igual de vulnerables: (...) ningún país tiene limpia su hoja de servicios, como demuestran desastres empresariales del porte de Marconi en el Reino Unido o Kirch en Alemania. (...) Los esfuerzos reformadores realizados en el pasado impusieron detalladas y severas regulaciones obligatorias, (...) pero crearon la posibilidad de hacer una mera observancia de la letra de la ley. (...) Una vez que has cumplido con el manual, o bien has convencido a algún desafortunado auditor de que lo has hecho, lo que hagas o lo que te propones hacer puede ser tan temerario como quieras. (...) La reforma más importante que hay que hacer es fijar una serie pequeña de reglas y fijar la nueva determinación de todos los actores para hacer caso también al espíritu de las mismas. (...) La confianza en la forma de hacer negocios es uno de los capitales sociales más importantes del mundo desarrollado y la crisis de Enron la ha debilitado.
Londres, 19 de febrero
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