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Una muestra revisa la 'prehistoria' de los robots y las naves espaciales

La exposición de Vitoria presenta 152 piezas

Ahora parecen un juguete o un artefacto cotidiano, pero los robots son un entretenimiento relativamente moderno que nacieron a comienzos del siglo pasado. Una exposición en Vitoria recoge 152 de estos juguetes, fabricados en distintos materiales y en diferentes países entre los años 1945 y 1980, que son una buena muestra de las concepciones que se tenían sobre la conquista del espacio en la segunda mitad de la última centuria. La muestra se presenta en la sala Luis de Ajuria de la Caja Vital (General Álava, 7) hasta el próximo domingo.

El recorrido por todas estas piezas lleva a un comentario inevitable sobre el diseño de unos productos de la imaginación como son los robots. La mayor parte de las piezas expuestas en Vitoria presentan esa estructura de paralelepípedo que llega hasta los mismos pies de la máquina, calzada sobre dos plataformas de base rectangular. Así se puede observar en el Supergiant robot japonés de 1969 o el Robot rotor master chino del año 1971.

Es decir, no hay robots barbie, quizás porque para esas fechas ya se conocía la influencia de la ausencia de gravedad para caminar por la Luna. Pero la imaginación popular ya tenía claro desde hacía mucho tiempo que se podían desarrollar ingenios mecánicos que hicieran el trabajo de las personas. Así lo pone de manifiesto la muestra con una referencia a la presunta creación en Grecia hace más de dos milenios de los primeros artefactos mecánicos.

Sin embargo, robot es un término más bien reciente, creado por el escritor checo Karel Kapek en los años 20. A partir de aquí, toda la literatura de ciencia ficción, desde Isaac Asimov, ha trabajado con estos elementos mecánicos que obedecen las leyes humanas. También eran ingenios de la imaginación las naves espaciales como la cápsula lunar japonesa de 1968 de la marca TM o el platillo volante checoeslovaco de 1965 que se exhiben en la sala.

El Este y Japón

Con la llegada de la carrera espacial, también se compoicaron tecnológicamente estos juguetes. Así, mientras Estados Unidos se ponía a la cabeza, los ex países socialistas y, sobre todo, Japón, iniciaban su aventura paralela dentro del entretenimiento. De este modo, las películas de los países de Europa del Este o los cómics nipones han supuesto durante decenios el complemento imaginativo a los ingenios norteamericanos, como refleja la muestra.

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Pero la realidad supera a la ficción y al final todos estos ingenios se han visto sustituidos por sus representantes reales: cohetes que han llegado a la Luna, satélites que giran en la órbota terrestre o máquinas articuladas que rastrean (o pretenden rastrear) Marte. De ahí que la muestra tenga cierto aire de nostalgia de aquellos objetos que realizaban tareas entonces inimaginables.

La exposición se complementa con una colección de carteles de películas y cómics de la misma temática.

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