_
_
_
_
MILOSEVIC, EN EL BANQUILLO

Carla del Ponte tiene pruebas sobre traslados de cadáveres a Serbia

La acusación tiene pruebas del traslado de cadáveres de Kosovo a Serbia, lo cual puede ser un argumento concluyente para responsabilizar a Slobodan Milosevic de la matanza de albanokosovares en 1998 y 1999. Testigos protegidos, que la fiscal Carla del Ponte ha convocado, aportarán datos en ese sentido y confirmarán los intentos frustrados de encubrir los crímenes, incluso después de los bombardeos de la OTAN en la primavera de 1999, según adelantaron fuentes de la fiscalía.

'Presentaremos pruebas que revelan la exhumación de cadáveres de fosas comunes en Kosovo y trasladados luego en camiones frigoríficos a otros lugares de Serbia, en algunos casos incluso cerca de Belgrado', adelantó el segundo ayudante de la fiscal jefe, el holandés Dirk Ryneveld. Este jurista, educado en Canadá, transformó en la tarde de ayer el clima de la vista al explicar macabros relatos acaecidos en Kosovo.

Más información
Milosevic califica de 'animal' al tribunal
Foro:: La opinión de los lectores

El temple firme del acusado pareció en algunos instantes reblandecerse al ver en su monitor imágenes de un grupo de campesinos sin vida amontonados en una ladera, entre ellos algunos ancianos. Junto a una de las víctimas se observaban unas muletas. Antes, con gran habilidad para crear emoción entre los asistentes, Ryneveld exhibió vídeos con deportados caminando flanqueados por soldados hacia la frontera albanesa, macedonia o montenegrina. 'El acusado dijo en una ocasión que se trataba de gente que iba de picnic', subrayó el fiscal ante un cada vez más ceñudo Milosevic. También hubo imágenes de personas agolpadas en estaciones ferroviarias forzadas a abandonar de mala manera el territorio kosovar. Incendios, saqueos, violaciones, éxodos a pie, coche o tren. Siempre era el mismo guión, contó ayer Ryneveld.

'No cabe duda de que el acusado es culpable de lo ocurrido en Kosovo y así lo vamos a demostrar', añadió Ryneveld, mientras Misolevic se revolvía en su asiento, bien por la fatiga de muchas horas de silencio o por la intranquilidad de que haya más pruebas de las que él cree que induzcan a los jueces a condenarle como genocida y criminal de guerra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_