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Reportaje:

El cura que 'salió del armario' hace 25 años

Un carmelita fue suspendido en 1977 tras publicar sus experiencias homosexuales en una novela

La salida del armario del sacerdote José Mantero, de Valverde del Camino (Huelva), tiene un precedente. El carmelita Antonio Roig Roselló, hoy con 65 años, no utilizó una entrevista para proclamar su opción sexual, sino que escribió varios libros. El primero, la novela Todos los parques no son un paraíso. Memorias de un sacerdote fue finalista del premio Planeta 1976, y se publicó en 1977. Relataba Roig en primera persona sus experiencias sexuales con otros hombres en los parques de Londres. Allí conoció al que fue su primer amor, Ronald.

Roig fue 'crucificado por su valentía', afirma Ximo Cádiz, coordinador general del la asociación de gays y lesbianas Col.lectiu Lambda de Valencia. A finales de diciembre de 1977 Roig, sacerdote desde 1963, fue suspendido a divinis por el arzobispo de Valencia, el mismo castigo que el obispo de Huelva, Ignacio Noguer, ha impuesto a Mantero. El 3 de enero de 1978 lo expulsaron de la orden de los carmelitas descalzos. Dos condenas en menos de diez días.

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El presidente de honor de la Liga Internacional de Lesbianas y Gays (ILGA), Jordi Petit, recuerda el 'bombazo' y el 'apoyo' que supusieron estas confesiones.

Roig no se arredró. Convencido de que la homosexualidad se podía vivir de manera 'compatible' con el Evangelio, al día siguiente de su expulsión inició una huelga de hambre ante la parroquia de la que le echaban. La mantuvo casi tres meses. 'Eran tiempos muy duros', afirma Petit. 'La gente que pasaba por la calle me insultaba', recuerda.

En 1979, el tercer libro de Roig, Vidente en rebeldía, explicaba su visión de aquella época. 'Tuvo poco éxito', comenta el autor. Ese mismo año mandó una carta a EL PAÍS en la que protestaba por el levantamiento de la excomunión a Galileo que había decidido el papa Juan Pablo II: 'La excomunión es uno de los timbres que honran al sabio ante la historia. Mejor que exhumar procesos históricos sería que la Iglesia se dedicara a desmontar sus aparatos inquisitoriales, hoy como siempre en pie, y a aportar de una vez soluciones más humanas a los problemas. La homosexualidad, uno de ellos'.

Hoy Roig trabaja en una academia de inglés. Remite a un texto suyo para La sociedad gay. Una invisible minoría, de Juan Antonio Herrero Brazas. 'La Iglesia es en gran medida responsable de la marginación que sufren los homosexuales'.

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