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Los nuevos planes de Iberbanda

La compañía de telefonía vía radio fortalece su expansión nacional

Ramón Muñoz

Iberbanda, la primera compañía de telefonía inalámbrica, inicia una nueva etapa. Como el resto de operadoras de este negocio, basado en dar servicios de telecomunicaciones a pequeñas y medianas empresas, ha sufrido la crisis del sector, que se hizo patente en la salida de su capital de Firstmark. Ahora, tras recomponer su accionariado, quieren centrar sus esfuerzos en la expansión por todo el territorio nacional gracias a un ambicioso plan comercial.

Iberbanda ha cumplido con sus planes de despliegue de red y ya presta servicio en las 72 ciudades con mayor presencia empresarial
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Los seis consorcios que ganaron una licencia en marzo de 2000 para explotar el negocio de la telefonía vía radio -que permite ofrecer servicios de telecomunicaciones avanzados a través de una red de antenas- han sufrido profundos cambios, afectados por la crisis generalizada del sector y por los problemas financieros de los socios.

Iberbanda no ha sido ajena a esas dificultades, que tuvieron su punto de inflexión en la salida del accionariado de Firstmark, socio fundador paneuropeo que prestó al nombre al grupo anteriormente. Pese a ese abandono, los socios (PRISA, El Corte Inglés, Telmex y diversas cajas de ahorro) han decidido seguir adelante con el proyecto, aunque reorientándolo al negocio de las empresas españolas.

'Lo que hemos hecho es españolizar al máximo el proyecto y abandonar su talante europeo como en su día estaba planteado, focalizándolo en nuestro mercado y nuestro sector, que es donde nuestros accionistas pueden aportar mas', explica Luis Rodríguez Lescure, director general de Iberbanda.

Pese a las dificultades, Rodríguez recuerda que Iberbanda ha cumplido al 100% su plan de despliegue de red y ya presta servicio en 72 ciudades, incluyendo todas las capitales de provincia. Cuenta con 800 clientes a los que ofrece 1.500 servicios y sus previsiones para este año son triplicar estas cifras y alcanzar una facturación de 36 millones de euros.

Y es que tras una primera fase de inversión en red, al que la compañía ha destinado más de 160 millones de euros, Iberbanda va a centrar sus esfuerzos en 2002 en el plano comercial, 'para ofrecer una alternativa de comunicaciones completa y asequible' a las pequeñas y medianas empresas del país.

Iberbanda quiere quitarse la etiqueta de LMDS (Local Multipoint Distribution System) con que nacieron este tipo de operadores y le gusta definirse como un operador de servicios globales de comunicación en banda ancha. 'No somos religiosos desde el punto de vista tecnológico, porque lo que verdaderamente le importa al cliente es que le den un servicio de comunicaciones de calidad. Y nosotros se lo ofrecemos bien a través del acceso vía radio (WLL, según las siglas en inglés) por fibra óptica o, si fuera la mejor opción, mediante el bucle local de Telefónica'.

El máximo responsable ejecutivo de Iberbanda explica que este esfuerzo inversor ha permitido liberar los avales a los que se comprometieron cuando ganaron la licencia, y confía que los planes comerciales den sus frutos en 2003, en el que alcanzará el equilibrio financiero.

Iberbanda no se siente aludida por los rumores de fusiones entre las empresas que se dedican a este negocio y que se han concretado ya en el caso de Sky Point (Star One, Comunitel, Isolux, Recoletos) y Neo (Iberdrola, Ono, Bancaja y Caixa Galicia).

'Puede que haya un cierto proceso de concentración debido a que el nivel de inversión es muy grande y estamos en una situación de crisis. Sin embargo, nuestro pensamiento es distinto. Ha habido compañías que han retrasado su despliegue y el lanzamiento de servicios, y se han centrado en la provisión de capacidad para otros operadores como Basa (Aló) y Banda 26 (Jazztel), mientras que nosotros hemos tenido como objetivo dar servicio a empresas y desarrollar todo el catálogo de servicios necesarios para cubrir nuestro mercado objetivo. Quizá a otras compañías no les haya ocurrido eso y vean en la fusión una solución', dice Rodríguez.

En el capítulo regulatorio, y tras la rebaja de la tasa radioeléctrica, 'que aún continúa siendo muy elevada', se une la demanda de que se modifique la Ley de Infraestructuras Comunes de Telecomunicaciones (ICT) para que se reglamenten de forma más ágil los permisos de instalación en los edificios.

Sin embargo, el problema más grave ha venido de la reciente polémica por el nivel de radiación emitido por las antenas de telefonía móvil, que ha salpicado también a los operadores vía radio, aunque sus instalaciones no tengan nada que ver, ni por su potencia ni por su tecnología, con las de la telefonía celular.

'La potencia de una estación base de Iberbanda es similar a la que emite un teléfono móvil y hasta 100 veces menos que las de otras emisiones como las de la telefonía móvil o la frecuencia modulada', aclara Rodríguez, apoyándose en estudios técnicos como el del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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