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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Suave y consistente

Apesar de su sentido práctico, el nuevo Coupé transmite deportividad, tanto por la línea y altura de la carrocería como por la posición de conducción: se va sentado bajo en unos asientos algo duros, pero con mucha sujeción lateral. El tacto del volante -sólo se regula en altura- y el accionamiento rápido y preciso del cambio también ayudan a entrar en ambiente. Y salvo los pedales, con una colocación poco apta para la conducción deportiva, los demás mandos son suaves.

Motor elástico, pero sonoro

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Mejor, pero más caro

La versión intermedia del nuevo Hyundai monta el motor 2.0 16v. de 138 CV. Es casi igual que el anterior, pero ha evolucionado para contaminar menos y ofrecer una respuesta más refinada. Y es uno de sus puntos fuertes, porque tiene una respuesta rápida y progresiva desde apenas 2.000 vueltas y se estira con nervio hasta 6.500. El resultado son unas prestaciones bastante correctas y sobre todo un margen de uso muy amplio que evita muchas reducciones y permite viajar a ritmos altos sin apenas esfuerzo. Además tiene un cambio eficaz, con las cuatro primeras marchas bien escalonadas para reforzar el brío, y una quinta más larga para viajar con desahogo en trazados rápidos. En contrapartida, el motor es más ruidoso de lo deseable si se superan las 5.000 vueltas, y los consumos, aunque no son altos, tampoco están entre los mejores: gasta ocho litros a ritmos tranquilos y cuesta pasar de 12 en ciudad y conducción rápida.

Deportividad y consistencia

Aparte de su mejor tacto y calidad de conducción, la evolución del Coupé se aprecia mucho en la sensación de solidez que transmite. Las suspensiones deportivas llevan reglajes más bien enérgicos que priman la eficacia y sacrifican un poco la comodidad. Y junto a los neumáticos y llantas de 16 pulgadas aportan un comportamiento dinámico muy mejorado.

Todo esto permite que filtre los baches sin chirridos y sobre todo con mucho más aplomo y consistencia. Las reacciones son más secas al absorber las irregularidades, pero ofrece una estabilidad superior: dirección más precisa, menos balanceo lateral y mejor agarre en curva. Además, los frenos son más generosos, paran bien el peso y ya no acusan la fatiga. Y tanto el tacto como la solidez y el equipo de seguridad están a nivel europeo: cuatro airbags y un buen ABS de serie. Sólo falta el ESP (control de estabilidad), que no se ofrece ni como opción.

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