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Entrevista:ROMANO PRODI | Presidente de la Comisión Europea

'Hay que hacer una política seria, que a menudo es impopular'

Lo importante de la Convención Europea es que se haya puesto en marcha, y, aunque el riesgo de fracaso en una misión de renovar las instituciones europeas y diseñar la Europa del futuro es real, Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea cree que el nivel de los políticos que la forman supone una garantía de éxito. Como buen mediterráneo, este italiano de 62 años, que ayer fue investido master honoris causa en el Instituto de Empresa de Madrid, considera que el proceso creativo no es menos importante que la meta.

Pregunta. Tras la advertencia realizada por la Comisión Europea a Alemania debido al incremento de su déficit público, ¿el Gobierno alemán le ha hecho llegar su malestar por el dictamen de la Comisión?

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Respuesta. No directamente, pero leo los periódicos y escucho las declaraciones, y está claro que el descontento nos ha llegado, aunque debo decir que la Comisión no podía hacer otra cosa. Hemos seguido nuestras reglas; si tuviera que volver atrás, propondría a la Comisión que adoptara la misma decisión que ha tomado.

P. En los próximos días se reunirá el Consejo de Ministros de Economía (Ecofin) ¿Existe la posibilidad de que no respalde las advertencias de la Comisión?

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R. Ciertamente existe la posibilidad de que el Ecofin tenga un parecer distinto. Y está claro que los Estados miembros tienen el poder de revocar la resolución de la Comisión.

P. El dictamen sobre Alemania ha sorprendido a algunos Estados que pensaban que esta Comisión era débil y se han encontrado con un lobo bajo la piel del cordero.

R. La Comisión no es débil, es tranquila, que es una cosa distinta. No es ni un lobo ni un cordero. Tengo que decir que éste es uno de los casos que demuestran lo importante que debe ser el interés general.

P. ¿No le desilusiona que el protagonismo de la Convención europea se lo hayan llevado asuntos como el sueldo de Giscard?

R. Mire, siempre hay espectáculo. Antes del cine ponen anuncios. Pero eso es lo de menos. No tiene idea de lo maravilloso que es reunir a 105 parlamentarios, casi todos ellos de alto nivel. Lo que a mí me interesaba era saber si los parlamentos nacionales colocaban a representantes de primera o de segunda clase. Y una vez que nos han enviado a los de primera clase, pues... las primas donnas cantan, y lo harán solas o a coro, y primero habrá una cacofonía y luego sonará bien... pero esto es lo importante. Cuando se destapa el tarro de la democracia, ¿cómo se puede controlar? ¿Quién cree, como algunos dicen, que la presidencia la podrá controlar desde lo alto? Es verdad que, siguiendo con el símil, la Convención podría morir de cacofonía, podría no encontrar el núcleo central, pero creo que, dado el tipo de nombres que están presentes, éstos serán capaces de hacerla ir adelante y renovar las instituciones europeas, pero esto no es seguro. Ciertamente la música será fortísima. Por primera vez habrá una discusión de este tipo en todos los países de Europa.

P. ¿Cómo debe ser el papel de la Comisión tras la Convención?

R. Está claro que se necesita una estructura que represente el interés general europeo y que no esté formada sólo por el interés de países individuales. Europa está formada por pueblos y naciones, pero también es necesario articular la defensa del interés común europeo. La Comisión ha nacido de la necesidad, no ha nacido de una visión orgánica, y se construye sobre una necesidad. Sólo pido que la Convención tome nota de esto.

P. Algunos observadores estiman que varios de los países que están negociando la adhesión a la UE sólo se centran en el provecho que pueden sacar.

R. Puede ser, pero atención, que estamos en una fase contractual en la cual el papel de la política interna es determinante, y el objetivo de conseguir el máximo se convierte en política. Sabemos que en los países candidatos existe un cierto descontento por las propuestas negociadoras que hemos presentado. Pero hemos hecho una elección seria, y esto significa más dinero para el cambio y no, por ejemplo, mayores subsidios a la agricultura, pero, claro, los interesados desearían tener todas las ayudas al contado. Si se tratara de hacer demagogia, ya lo habríamos hecho. Yo también sé que es más popular dar mil euros a un ciudadano que dárselos al Estado para que realice cosas que servirán a todos. Hay que hacer una política seria, que a menudo es impopular.

P. El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, está en Washington con una lista para Bush de cuatro nombres para sustituir a Yasir Arafat. ¿Ha desaparecido la voz de Europa en el conflicto de Oriente Próximo?

R. Antes de nada me parece muy extraño que el nombre para sustituir a Arafat lo tenga Sharon. No me parece precisamente la idea más coherente con un concepto moderno y serio de la política. Sobre el papel de la Unión, seamos sinceros, no hemos desempeñado nunca un papel en esa área. Los israelíes no lo han reconocido nunca, y esto ha sido muy dañino para la paz.

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