Superar el tópico
Primera película de Ventura Pons rodada en inglés, basada en una novela de David Leavitt y con un elenco de actores poco conocidos, Manjar de amor es un elegante, bien rodado y mejor interpretado drama de amores homosexuales, del que no está ausente una tan cierta como premeditada sensación de déja vu. Su materia prima no es otra que la deseada, buscada iniciación sexual de un joven aspirante a concertista de piano (Bishop) con insalvables diferencias personales con su madre (Stevenson), a manos de un, por él, idolatrado pianista (Rhys)... y las consecuencias que de tal acto se deriva.
Déja vu, decíamos, y es evidente: el amante joven seducido por el un tanto casquivano -y veterano, además- personaje famoso, los problemas del protagonista con la madre, la ausencia de padre, son todos elementos y situaciones que se repiten en este tipo de películas. Sin embargo, un Ventura Pons en plenas facultades, que se permite incluso un inopinado viaje por su ciudad natal, para recordarnos el recobrado papel de Barcelona como destino posmoderno en el imaginario yanqui actual, mueve estas piezas para, de ahí la premeditación, ir siempre un paso más allá de lo que las apariencias parecen sancionar.
MANJAR DE AMOR
Director: Ventura Pons. Intérpretes: Juliet Stevenson, Paul Rhys, Allan Corduner, Kevin Bishop, Geraldine McEwan. Género: drama, España-Alemania, 2001. Duración: 110 minutos.
Inquietante retrato
Así, Manjar de amor se presenta como un inquietante retrato de pareja (madre e hijo), en el cual el desvalimiento de ambos queda paliado por la actitud valiente con que, más que dejarse vivir, asumen ambos su vida. Esa actitud libra a la película de moralinas y falsos clichés sobre el mundo gay -incluidos los positivos: aquí, quien más, quien menos, engaña a quien puede-, la hace densa en sensaciones contradictorias y enriquecedoras, y una segura recomendación para espectadores inteligentes.
Babelia
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