Un avance de la autopsia a Débora Catalán revela que su muerte se debió a una sustancia química
Un primer avance de la autopsia practicada a Débora Catalán, la mujer de 36 años que falleció el pasado 25 de enero en el centro de estética Icema, en Madrid, revela que su muerte pudo deberse a la introducción en su cuerpo de un compuesto químico cuya naturaleza está aún por determinar, según informaron ayer fuentes jurídicas. Mientras hacían la autopsia al cadáver, los forenses observaron la presencia de marcas hechas con tinta de rotulador en los muslos de Débora. Los cirujanos plásticos suelen marcar en sus enfermos las zonas en las que van a intervenir cuando se trata de intervenciones complejas, como la denominada laserlipólisis (técnica similar a la liposucción y que requiere anestesia).
El cirujano que se disponía a intervenir a Débora cuando ésta comenzó a sufrir convulsiones y cayó inconsciente, Gerardo Raúl Senderowicz, ha explicado a EL PAÍS que sometió a la paciente a una mesoterapia (tratamiento contra la celulitis mediante inyecciones intradérmicas, técnica ésta que no requiere anestesia).
Sin embargo, en la documentación que obra en poder del juzgado que instruye esta muerte, el numero 22 de Madrid, consta un presupuesto elaborado por la citada clínica para una intervención de laserlipólisis (con anestesia) a Débora.
El juzgado instructor ha ordenado una autopsia exhaustiva al cadáver que permita aclarar la causa concreta que desencadenó la muerte de esta mujer. 'De momento es imposible saber la causa; lo que se ha hecho', explican fuentes forenses de los juzgados de Madrid, 'es enviar vísceras del cadáver al Instituto Nacional de Toxicología para analizarlas y poder comprobar si el fallecimiento se debió a una reacción alérgica, a un exceso de anestesia o a una reacción por medicación contraindicada con otros productos'.
Por otra parte, la Guardia Civil clausuró el pasado martes un centro médico en la calle Jorge Juan, 64, en Madrid, y detuvo a su titular, Vicente Puig López, quien no ha podido demostrar ser médico titulado, según afirmó ayer la Consejería de Sanidad.
Las investigaciones empezaron a finales de 2001 tras la denuncia de una paciente que declaró sentirse mal al tomar las pastillas para adelgazar que Puig López le suministró. Pese a que Sanidad afirmó que ésta era la primera denuncia que conocía contra el supuesto médico, el hijo de una concejal del PP en Madrid ya le denunció el año pasado.
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