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Crítica:LITERATURA POPULAR | Raíces
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El cura no va a la iglesia, 2

Los designios de la Providencia han hecho coincidir la circulación de esta miniserie con el escándalo del cura homosexual de Valverde del Camino. Ella sabrá por qué. Desde luego, nuestro método comparativo, bien pobre en relación con la alta teología que requiere el caso, apenas barrunta algunos simbolismos contrastivos. El de Valverde tampoco puede ir ya a la iglesia, y no precisa ni sotana larga y llana, ni camisa blanca y lisa, ni zapatos gurripatos, con su hebilla y su tacón, kirieleisón, como sí los exigía el de nuestra cancioncilla popular de la semana pasada, para regresar al templo.

A este otro cura dieciochesco lo adivinamos enfurruñado en su casa, haciéndose de rogar por la niña costurera, que, cose que te cose, acaba poniéndolo hecho un palmito, incluido bonete, aquel bonete saca y mete, cristeleisón, vaya por Dios. Se trata, en fin, de otra metedura... de pata, aunque menos hetero...doxa que la otra.

Varias fuentes consultadas abundan en lo mismo, con matices. El cancionero malagueño de Juan Benítez Sánchez nos da una versión más extensa y acumulativa del mismo percance, con prendas aún más comprometidas: 'El cura no va a la iglesia, / dicen las niñas: ¿por qué?. / Porque no tiene calzones; / calzones yo le daré./ Los calzones con botones, la camisa, blanca y lisa, los zapatos con sus lazos, con su punta y su tacón, /¡que vaya la gitanilla, / que vaya la gitanón! / Que toma media naranja, /que toma medio limón'. Intercambio y acoplamiento frutal -no sabemos si fructífero-, que también lo dicen todo, aun con la aparente candidez del pueblo.

Una recopilación gaditana, de María Jesús Ruiz Hernández (La tradición oral del campo de Gibraltar, Dip. de Cádiz, 1995), ofrece una retahíla más breve, aunque no menos jugosa, que incorpora remotos sones navideños: 'Ya el cura no va a la iglesia/. Dicen las niñas: ¿por qué? / Sanmirandá, Sanmirandillo, / Sanmirandillo y andá./ Porque no tiene zapatos, / zapatos yo le daré (...) / Los zapatos con sus tacos, / con su maña y su listón, cria lisón /, la sotana larga y vana, / la camisa larga y lisa, / los calzones con botones, / las calcetas con su treta'... ¿Qué treta será ésta? Desde luego es palabra muy usada en el arte de la esgrima, para uso de diversos engaños con los que acabar clavando la espada... Vaya por Dios.

Este mismo, estupendo repertorio, incluye otras dos piezas de lujo: la de la mujer del molinero y el cura, que estando en amorosa compaña se ven sorprendidos por la llegada del esposo, que se llama Andrés: 'Padre cura, mi marido/, ¿dónde lo meteré a usted? (...) Lo meto en aquel saquito / que está contra la pared'. Cuando el marido pregunta qué hay en el saco, dice la truhana: 'Fanega y media de trigo / que trajeron pa moler. / -Sea trigo o no lo sea, / mis ojos lo quieren ver. / Apenas soltó el lazo / lo primero que se ve: / la sotana del pa'cura / y el sombrero calañés. / Buenas noches, padre cura, / ha venido usté mu bien: / la mula la tengo coja / y usté tendrá que moler. / Lo pusieron a la una, / lo soltaron a las tres'. Es lo malo que tiene moler trigo ajeno. Pero nada, comparado con lo que le pasó al otro cura que nos queda pendiente, y a otros que vendrán detrás, eso sí, todos heterosexuales. Este año no sé si nos dará tiempo a ocuparnos del carnaval, pero es que la Providencia así lo ha querido.

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