Russafa sale a la calle y protesta por el abandono y el deterioro del barrio
Manifestación de unas 2.000 personas
Unos 2.000 vecinos de Russafa salieron ayer a la calle para mostrar su protesta por el deterioro del barrio que consiente el Ayuntamiento de Valencia y manifestarse en favor de una convivencia sin violencia de todas las etnias asentadas en la zona. Durante más de una hora, los participantes recorrieron las calles del emblemático barrio y reclamaron la construcción de un nuevo colegio, espacios verdes, parques y la rehabilitación de edificios.
'¿Qué pone ahí?', preguntó a la altura del mercado una mujer de avanzada edad a su hija. 'Russafa, 20 años de abandono. Queremos un barrio digno', le contestó. '¡Ah! Pues vamos a ponernos nosotras también'. Los vecinos de Russafa salieron a la calle para defender las particularidades del barrio y expresar su rechazo a la política de deterioro que consideran practica el gobierno de Rita Barberá, del PP.
A las 19.30, la plaza de la iglesia de San Valero registró lleno. Allí comenzó un tranquilo paseo por las calles del barrio. La manifestación retrató el paisaje humano que convive en el barrio. Pero además, concentró en el paseo las reivindicaciones vecinales: seguridad, medidas contra el tráfico de drogas, contra la delincuencia, contra el excesivo ruido, contra los edificios abandonados, contra los almacenes clandestinos. Y en favor del respeto a la diferencia, de la convivencia pacífica, de los espacios abiertos, de la rehabilitación de fincas, de servicios sociales en la zona, de la construcción de un nuevo colegio.
Al paso de los manifestantes se asomaban vecinos a ventanas, balcones y comercios y se sumaban al grito unánime de 'esto está así porque ni Rita ni Zaplana viven aquí'.
Y si un grupo logró que se concentraran a su paso todas las miradas fue el de la veintena de alumnos, pequeños de menos de siete años, que con una pancarta amarilla por delante pedían un nuevo colegio porque El Balmes 'se nos cae encima'. Lo suyo fue a ritmo de pitos y cacerolada.
Ayer salieron a defender el barrio de Russafa mayores y pequeños, valencianos, ecuatorianos, subsaharianos y magrebíes entre otros. Los norteafriacanos aportaron a la manifestación dos pancartas combinando grafía latina y arábiga y defendiendo el lema 'convivencia sí, delincuencia no'. A la protesta se sumaron representantes de ONG, de sindicatos y partidos, pero el protagonista colectivo fue el vecindario del barrio.
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