Humillación después de la muerte
Un hospital británico extravía en una lavadora el cadáver de un bebé
Al dolor por la muerte de un hijo recién nacido se ha unido la humillación de que el cadáver desapareciera días después y fuera encontrado en la lavadora industrial de la empresa encargada de lavar y desinfectar la ropa sucia del hospital. El drama ha ocurrido, otra vez, en el Reino Unido. La sanidad pública británica parece haber tocado suelo después de esta terrible tragedia que ha avergonzado a todo el país y roto el corazón de Amaia Fernández, de 25 años, y Patrick Kelly, de 36, los padres del pequeño James. Él rechazó ayer las excusas del hospital. Ella ha buscado refugio en casa de sus padres, en Guipúzcoa.
La tragedia, desvelada ayer por el diario The Sun, empezó el pasado 17 de noviembre en el hospital Queen Mary de Sidcup (Kent), sureste de la periferia londinense. James Kelly Fernández nació 17 semanas antes de lo debido. La gestación se había complicado por la toxoplasmosis, una enfermedad de la sangre poco común que sufre Amaia Fernández, española de origen pero con nacionalidad británica. El pequeño James murió una hora después en brazos de sus padres.
Patrick y Amaia, que se conocieron en mayo pasado y planean casarse, fijaron la fecha del funeral para el 17 de diciembre. El cuerpo del pequeño James, que pesaba menos de 500 gramos al nacer, fue colocado en un refrigerador hasta que fue trasladado el 26 de noviembre al depósito del hospital. Allí, en un momento no claramente determinado, el cuerpo del bebé acabó en el suelo, mezclado con la ropa sucia.
Los trabajadores del hospital lo echaron de menos el 12 de diciembre y alertaron de inmediato a la policía. A la mañana siguiente, los restos del bebé aparecieron en Brixton, un barrio del sur de Londres, a casi 20 kilómetros de distancia del hospital. Estaban en una de las lavadoras industriales utilizadas para lavar y desinfectar la ropa sucia del hospital. El pequeño James Kelly Fernández fue finalmente incinerado el pasado 3 de enero.
El hospital ha pedido disculpas a los padres de James por lo que considera 'un trágico accidente', algo 'imperdonable', según admitía ayer la portavoz del Queen Mary. Pero a Patrick y Amaia no les parece suficiente. 'No entiendo cómo el hospital puede decir que ha sido un trágico accidente cuando ellos mismos han hecho una larga lista de cosas que han de mejorar para que no vuelva a ocurrir', declaró Amaia a The Sun antes de viajar a España. Allí quieren enterrar las cenizas de James.
'Primero nos llamaron para decir que habían perdido al bebé; luego para decirnos que lo habían encontrado en la lavandería. Los más terrible es que el niño había sido sometido a un lavado con el agua a 95 grados', explicaba ayer Patrick Kelly. 'Pregunté si el niño estaba entero y me dijeron que sí, pero que había sufrido multitud de fracturas', añadió. Tantas, que el pequeño ataúd con sus restos tuvo que permanecer cerrado durante el funeral.
La tragedia de los Kelly ha conmocionado a un país cada día más obsesionado por el mal funcionamiento de su sistema público de salud. El Gobierno dice que casos como éste 'son la excepción, no la regla'.
'Tony Blair puede decir lo que quiera sobre nuestra situación, pero la verdad es que el Sistema Nacional de Salud es un desastre', estima, en cambio, Patrick Kelly'. 'Cada vez que pasa algo dicen que van a cambiar las cosas que están mal. Pero ¿por qué no las cambian antes de que estas cosas ocurran?', se preguntaba.
'Amaia está traumatizada', explicaba Patrick a la BBC. 'Ha perdido a su hijo y se ha ido a España por dos razones: una para ver a su familia y tratar de superar todo esto, y otra, para recibir atención médica en España, porque es mucho más rápido que aquí conseguir que te hagan un chequeo. Simplemente siente que tiene que ir a casa; ha perdido confianza en este país'.
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