Más de 600 nigerianos mueren al huir del incendio de un arsenal
La mayoría de las víctimas fallecieron ahogadas en un canal al huir del fuego
Más de 600 personas murieron y varias decenas han desaparecido como consecuencia de la ola de pánico desatada en la antigua capital de Nigeria, Lagos, cuando un incendio alcanzó un depósito de municiones del Ejército. Durante una interminable hora, el ruido de las explosiones se mezcló con toda clase de rumores, incluido el de un golpe de Estado. Miles de personas aterradas se arrojaron a un canal y cientos de ellas perecieron.
Todo comenzó en la noche del domingo, cuando las llamas de un incendio declarado en una calle comercial del barrio de Isolo -al oeste de Lagos y próximo al aeropuerto de la ciudad- alcanzaron unas instalaciones militares donde se encontraba almacenada gran cantidad de munición. Lo que hasta ese momento había sido un incendio de grandes proporciones se convirtió en un auténtico infierno donde bolas de fuego salían disparadas en todas direcciones impactando contra las viviendas de la zona. Las llamas ocasionaron la explosión de bombas de grueso calibre y de varios misiles que cayeron en áreas residenciales situadas hasta a 30 kilómetros de distancia.
Miles de personas salieron aterrorizadas a las calles y cientos de ellas se lanzaron a las aguas de un canal cercano en un intento desesperado por huir de las llamas. Fue precisamente esta acción la que causó un mayor número de víctimas. 'Creo que el número de víctimas va a contarse más por millares que por centenares', señaló el embajador de Suiza en Nigeria, Rudolf Knoblauch.
Las explosiones se prolongaron por espacio de aproximadamente una hora. Los hospitales de la ciudad -la más poblada del África subsahariana- se vieron colapsados y los servicios médicos tuvieron graves dificultades para poder acceder hasta los heridos.
Tras iniciarse el incendio, miles de personas fueron evacuadas de sus domicilios en barriadas próximas al acuartelamiento, por temor a que fueran alcanzadas por el estallido de los artefactos explosivos almacenados en el cuartel. También las autoridades adoptaron fuertes medidas de seguridad en los aeropuertos nacional e internacional de Lagos, aunque ninguno de los aviones aparcados en las pistas de las instalaciones aeroportuarias sufrió daño alguno. De hecho, se ordenó la salida inmediata de todos los vuelos internacionales desde la terminal de Lagos para evitar daños a las aeronaves allí estacionadas.
En medio de la confusión, empezó a circular por la ciudad el rumor de que la explosión del polvorín formaba parte de una maniobra de distracción cuyo verdadero objetivo sería un golpe de Estado contra el presidente Olusegun Obasanjo. El propio presidente nigeriano tuvo que salir al paso de los temores de la población en una intervención especial retransmitida en directo por radio y televisión y en la que aseguró de madrugada que las explosiones habían sido provocadas por un accidente, y no por una asonada militar.
Obasanjo -que visitó a primera hora de la mañana de ayer las instalaciones que fueron escenario del siniestro-, ha ordenado una urgente investigación para esclarecer las causas que motivaron el incendio, que ha sido descrito por fuentes militares como el 'peor ocurrido en los últimos tiempos'.
Los equipos de rescate proseguían ayer por la mañana la búsqueda de los cuerpos de las víctimas entre los restos de las instalaciones militares, donde las llamas no fueron extinguidas hasta primeras horas de ayer por unidades de bomberos que fueron auxiliados en su labor por voluntarios y personal militar.
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