El mortífero incendio desata la furia contra el Ejército de Nigeria
La policía advierte contra nuevas explosiones al recuperarse 600 cadáveres
El presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, ordenó ayer investigar las causas que desataron el incendio de un arsenal del Ejército en Lagos, la antigua capital, mientras crece la furia entre la población contra los militares a los que responsabilizan del horror que ha costado la vida a más de 600 personas. La organizaciones civiles se oponen a que la investigación esté dirigida por el Ejército. El Parlamento ha creado sus propias comisiones sobre la tragedia.
El comisario de policía del Estado de Lagos, Mike Okiro, advirtió a la población de que todavía puede haber numerosas explosiones, debido a que gran cantidad de la munición almacenada estaba obsoleta y no ha estallado. Okiro hizo un llamamiento por radio y televisión a los habitantes de la zona siniestrada para que no toquen ni se guarden los obuses y otro armamento que pueden encontrarse porque, aunque no hayan explosionado al dispararse, pueden hacerlo en cualquier momento.
Cientos de bombas almacenadas en la caserna explotaron el domingo poco después de que, supuestamente, se extendiera hasta la base militar el fuego desatado en un mercado cercano. Los barrios colindantes con este arsenal, el más importante de Nigeria, recibieron una lluvia de bombas y obuses, algunos de los cuales no llegaron a estallar, por lo que la zona sigue siendo de alto riesgo.
Unas 20.000 personas han sido evacuadas, muchas han perdido sus hogares. Varios ingenieros de Lagos temen que las explosiones que sacudieron la ciudad durante dos horas seguidas, hayan debilitado los cimientos de algunos edificios y los de los puentes, especialmente se teme por la seguridad de los puentes más largos. 'Las normas de construcción no se siguen siempre, por lo que es necesario abrir lo antes posible una investigación para averiguar el estado de los inmuebles y de los puentes alrededor de Lagos', declaró uno de los ingenieros municipales.
El Gobierno nigeriano ha hecho un llamamiento internacional para recibir ayuda para reconstruir los numerosos barrios afectados por las explosiones.
El ministro de Defensa, Theo-philus Danjuma, no parece convencido de que el incendio de este importante arsenal haya sido fortuito, ni de que se iniciara porque se extendieron las llamas del incendio desatado en un mercado 'que está lejos del depósito' de armas. 'De momento, todo lo que se diga es prematuro', dijo el ministro, que aseguró que llegará hasta el fin en la investigación de los hechos.
La alarma que provocó una auténtica estampida de la población de los barrios colindantes fue, además de las explosiones, los rumores de que se había desatado un nuevo golpe de Estado.Mientras, ayer se sucedían las escenas de dolor en Lagos. Muchos padres buscaban desesperadamente a sus hijos. Los vecinos de la zona siniestrada criticaban a las autoridades por la falta de medios y rapidez para sacar de las aguas a los miles de personas, la mayoría mujeres y niños, que se tiraron en medio del pánico que sacudió a la población.
Organizaciones civiles aseguran que al menos 2.000 personas han muerto en una catástrofe, de la que 'sólo el Gobierno es responsable por tener un gigantesco arsenal en medio de una zona residencial'. Las autoridades, por el contrario, señalan, que las víctimas mortales son sólo los 600 cuerpos recuperados, aunque reconocen que hay centenares de personas, sobre todo niños, que permanecen desaparecidos desde el domingo. El Gobierno anunció que recolocará este arsenal en una zona alejada de los núcleos de población, demanda que ya habían hecho repetidamente organizaciones civiles. Éstas habían denunciado en más de una ocasión el deterioro de la caserna, así como el que se almacenara munición obsoleta y exigido la modernización de la base militar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.