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Fox ordena investigar la posible financiación fraudulenta del PRI

La fiscalía sospecha que Pemex desvió 120 millones de dólares a la campaña de Labastida

Juan Jesús Aznárez

Genio y figura hasta la sepultura, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México habría perdido las elecciones presidenciales de julio de 2000 y siete decenios de poder, acompañado por una de sus señas de identidad: la corrupción en las empresas estatales. Las autoridades fiscales implican a Petróleos Mexicanos (Pemex), al sindicato de trabajadores del sector y a miembros del partido en el supuesto desvío de unos 120 millones de dólares hacia la campaña de Francisco Labastida, el candidato priísta, derrotado por el conservador Vicente Fox. Éste fue investido como presidente hace 13 meses y prometió combatir la corrupción y la impunidad.

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'Ésta es una declaración de guerra política', sostuvo Humberto Roque, senador del PRI. Un miembro del Instituto Federal Electoral (IFE) comentó a este diario que ese grupo puede perder su inscripción como partido y dejar de ser legal 'si las investigaciones y eventuales sanciones llegan hasta sus últimas consecuencias'. El mayúsculo escándalo puede tener repercusiones políticas y penales graves en una nación donde la corrupción causa pérdidas anuales superiores a los 30.000 millones de dólares, (unos 35.000 millones de euros), según datos oficiales, una cantidad que representa el 15% de la recaudación de impuestos.

La presidenta del partido hegemónico durante 70 años, Dulce María Sauri, atribuyó la denuncia contra Pemex al 'afán privatizador de este Gobierno, que tiene que ver, muy probablemente, con cumplimientos de compromisos en la parte internacional que desconocemos'.

Independientemente de las intenciones, el presupuesto del año 2000 demuestra que el Ministerio de Hacienda del último Gobierno del PRI aprobó una transferencia de 120 millones de dólares (133 millones de euros) el 8 de junio de 2000 desde el monopolio Pemex, dirigido por Rogelio Montemayor, al Sindicato de Trabajadores Petroleros, controlado por Carlos Romero, ambos priístas.

Trayecto sinuoso

El propósito, justificaron los responsables del giro, era cubrir las deudas adquiridas con la central. Parte de estos fondos fueron ingresados por el sindicato en un banco europeo, transferidos después a otro de Houston (Estados Unidos) y depositados finalmente en cuentas del partido en bancos mexicanos. Labastida evitó hacer declaraciones sobre las pesquisas en curso: 'No quisiera hacerr ninguna especulación hasta que esto concluya'.

La Procuraduría General de la República (Fiscalía General) investiga a los responsables del comité de finanzas del candidato derrotado en las elecciones del 2 de julio de 2000, fracaso que sumió al partido, fundado en 1929, en la desorientación y en las pugnas internas por su jefatura, que será decidida en las elecciones internas en febrero.

Más de cien teléfonos móviles de sospechosos fueron intervenidos para identificar culpas y reconstruir la fraudulenta ingeniería financiera empleada para canalizar el dinero a la campaña del candidato. En el trayecto, parte de ese dinero habría sido escamoteado por los estafadores. Las revelaciones han causado un considerable rifirrafe entre el gubernamental Partido Acción Nacional (PAN), el PRI, que denuncia una campaña de desprestigio, y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD). 'El PRI no necesita una campaña para desprestigiarse, el PRI se desprestigia solito. Hoy hablan de caza de brujas. No, señores, es persecución de corruptos y de rateros', manifestó a la prensa Armando Salinas, diputado del PAN, presidente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados.

A través de cheques, el dinero fue utilizado por el PRI para simular rifas de millones de pesos en efectivo (el dólar se cotiza en torno a los nueve pesos), donde los ganadores resultaron ser las esposas de funcionarios de su comité de finanzas, según el diario Reforma. Las rifas fueron avaladas por la Dirección de Juegos y Sorteos de la Secretaría (ministerio) de Gobernación, cuyos titulares también son indagados. Seis esposas de otros tantos funcionarios admitieron haber recibido el dinero de los premios. Gastaron una parte y entregaron la otra al comité de finanzas, que la distribuyó a los diferentes comités electorales.

Una cuantía indeterminada, según fuentes cercanas a la investigación, fue destinada a la captación de votos, al pago de cuñas propagandísticas, al transporte de electores, al reparto de comida o regalos y al financiamiento de corruptelas de vieja data y profusa utilización durante la hegemonía del partido creado por algunos de los caudillos de la revolución iniciada en 1910. No es el primer escándalo originado en la empresa Pemex, sistemáticamente saqueada y manipulada por el PRI, a juzgar por las denuncias judiciales y políticas presentadas desde hace años.

El 14 de junio de 2000, el coordinador técnico de la Región Sur de Exploración de la empresa, Ramiro Berrón, acusó a su dirección de haber puesto todos los recursos de Pemex, desde los autobuses a los ordenadores, a disposición de Labastida, y de haber amenazado a más de 2.000 funcionarios de la plantilla con la pérdida del trabajo si no garantizaban su voto por escrito. El denunciante exhibió documentación comprometedora y se ofreció para ampliar las imputaciones, que habían quedado varadas en la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales. 'Fox da señales de combatir a los corruptos', aplaudió Berrón.

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