Los 'cachorros' de Mas
El 'conseller en cap' ha consolidado un reducido núcleo de colaboradores jóvenes, nacionalistas y pragmáticos
En su primer año como conseller en cap, Artur Mas ha consolidado un reducido núcleo de fieles que se ha convertido en su sombra y que controla el corazón de la Administración catalana. Son el entorno de la máxima confianza del presidenciable y están dispuestos a todo para llevarle al éxito. Ninguno llega a los 40 años; profesan un nacionalismo duro, de raíz esencialista, que hacen compatible con una actitud muy pragmática, y gozan de la protección de Oriol Pujol Ferrusola, el influyente secretario general de Industria e hijo del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol.
El equipo más cercano a Mas lo integran cuatro dirigentes de la nueva hornada de Convergència Democràtica (CDC): el secretario de Comunicación, David Madí, de 31 años; el secretario del Gobierno, Antoni Vives, de 36; el director general de Asuntos Interdepartamentales -cargo que ocupó anteriormente Oriol Pujol-, Francesc Homs, de 32 [no confundir con el consejero de Economía del mismo nombre], y la última incorporación: Marc Puig, de 39 años, director general de Difusión, cargo al que llegó desde la dirección de Comunicación de CDC.
El grupo de asesores lo integran David Madí, Quico Homs, Antoni Vives y Marc Puig
Los cuatro gozan de la protección de Oriol Pujol Ferrusola, hijo del presidente catalán
Entre los cuatro suman apenas una docena de años de experiencia en la Administración y sin embargo ocupan hoy los puestos clave de Presidencia en el momento más decisivo para CiU, justo cuando la oposición acaricia el poder. Para desesperación de muchos de los veteranos de CDC, el futuro del Gobierno -y del partido- depende en buena parte de unos jóvenes que en los Juegos Olímpicos de 1992 estaban dedicados en cuerpo y alma a la campaña del Freedom for Catalonia (Madí, Homs y Puig) y de un dirigente (Vives) que hace sólo cuatro años negociaba en nombre de un minúsculo partido, Acció Catalana, su integración a Esquerra Republicana.
Madí es el líder de este grupo y la persona que ha realizado una carrera más fulgurante en toda la historia de la Administración catalana: ha sido el subdirector general más joven (con 26 años), el director general más joven (con 28) y el secretario general más joven (con 30), aunque él afirma que sus récords no pasarán de ahí. 'Puedo decir con toda seguridad que nunca seré consejero', asegura, sin querer desvelar el porqué.
Madí y Homs entraron en la Administración a través de Interior -antes Gobernación-, de la mano de Xavier Pomés, y Puig y Vives dieron el paso con Mas. Los tres primeros han contado con una protección muy importante: la del entorno familiar del presidente de la Generalitat y en particular de Oriol Pujol, a quien han demostrado una fidelidad que va más allá de la mera adhesión a CDC. Madí y Puig están emparentados con dos de los colaboradores más próximos a la familia Pujol Ferrusola en el periodo de activismo antifranquista: el primero es nieto del industrial ya fallecido Joan B. Cendrós, ex presidente de Òmnium Cultural, y Puig es yerno de Josep Espar Ticó, uno de los fundadores de CDC y que hoy dirige la fundación nacionalista Conèixer Catalunya.
Pese a su juventud, los tres dieron sobrada prueba de su fidelidad personal a Pujol durante la crisis más grave de la historia del partido, a raíz del pulso entre Jordi Pujol y Miquel Roca. Y su compromiso fue apreciado en primera línea por el hijo del presidente.
La ofensiva roquista les alejó de la Joventut Nacionalista (JNC), las juventudes de CDC y teórica escuela de cuadros del partido. Madí y Homs ni siquiera llegaron a militar en esa formación y dedicaron sus energías a reforzar, con el apoyo de Oriol Pujol, el sindicato de estudiantes FNEC como feudo pujolista en el momento en que la JNC auspició la creación de un sindicato rival: Estudiants Nacionalistes (EN). Su incorporación a la familia convergente fue por la vía de CDC y en el Área de Acción Sectorial bajo la protección de Ramon Juncosa. Hoy, el responsable de esta área es Oriol Pujol.
Puig abandonó la JNC tras el estallido de la crisis (formaba parte de su dirección) y llegó incluso a impulsar una estructura paralela, el Grupo de Jóvenes de CDC, en el influyente distrito de Sarrià-Sant Gervasi, donde militan Jordi Pujol y Marta Ferrusola. Posteriormente Puig fue elegido presidente de CDC en este distrito y sustituyó en el cargo al hoy consejero de Cultura, Jordi Vilajoana, integrante del pinyol más cercano a Pujol.
El itinerario de Vives es distinto: ha estado vinculado a buena parte de los partidos nacionalistas existentes, el Moviment de Defensa de la Terra (MDT), que en su día justificaba las acciones de Terra Lliure, ERC y la Acció Catalana de Max Cahner. Su entrada a CDC vino de la mano de Pere Esteve, ex secretario general. Vives sedujo a Mas por su perfil profesional y su trayectoria en Nissan Motor España, firma de la que fue director comercial hasta 2000.
Vives, cuya pasión nacionalista le lleva a incluir a Jaume Balmes y al general Prim entre el abanico de precatalanistas del siglo XIX, no es el único miembro del grupo que ha coqueteado con el independentismo. Madí fue con sólo 18 años miembro de la permanente de la Crida, la plataforma de agitación nacionalista que en los años ochenta nutrió de militantes a ERC, y si hoy no se define como independentista es únicamente 'porque este concepto está sobrepasado' y prefiere el término soberanismo.
El núcleo de fieles a Mas tiene como icono de referencia a Enric Prat de la Riba, el padre del catalanismo político en el siglo XX, y salvo Vives, profesan un nacionalismo duro, de raíces esencialistas, en el que la concepción étnico-cultural de la nación desempeña el papel crucial en la historia de esa Cataluña milenaria, asediada permanentemente, según esta visión, por sus poderosos vecinos castellanos. Y todo rociado con el componente místico galiniano que tanto influyó de joven a Jordi Pujol.
La firmeza de su nacionalismo les ha colocado encima la etiqueta de talibanes, término que les saca de quicio. Pero entre las muchísimas cosas que les separan de este grupo extremista afgano destaca una: el pragmatismo, esa característica tan apegada al propio Jordi Pujol y a toda la historia del catalanismo conservador del siglo XX, que ha hecho compatible proferir encendidas soflamas patrióticas con colaborar al mismo tiempo con los que supuestamente atacan a Cataluña a partir de coincidencias socioeconómicas.
El entorno de Mas lo ha aprendido con rapidez: su ascensión ha coincidido con una etapa de máxima colaboración con el Partido Popular, del que depende el Gobierno en el Parlament, y los jóvenes turcos de Mas no parecen muy preocupados. Vives, que hace tres años formaba parte de la ejecutiva de ERC, lo tiene claro: 'Lo importante es qué se consigue, no con quién, y el resultado de la colaboración con el PP hasta ahora no ha sido malo en absoluto', afirma.
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