Un documental sobre la sociedad rural china inaugura un ciclo de Donostia Kultura sobre cine y mujer
Huan-Yi Yang tiene 86 años y es hoy la única mujer capaz de hablar y escribir en Nu Shu, el lenguaje que crearon las campesinas alfabetas de la región china de Jiang-Jong para entenderse entre ellas y mantener a los hombres al margen de sus conversaciones. Ella es también la protagonista de Nu shu. A hidden language of women in China (Nu Shu. Una lengua oculta de las mujeres chinas), documental de la realizadora Yue-Qing Yang que proyectará Donostia Kultura en la casa de cultura Lugaritz el 31 de enero, dentro del ciclo Cine y mujer.
La cinta, una coproducción de China y Canada de 1999, destapa a través de esta curiosa historia un capítulo de la realidad social de ese inmenso país. 'A través de este documental asistimos al nacimiento de una imaginativa forma de rebelión y de resistencia frente al poder masculino, en una sociedad fuertemente jerarquizada como es la sociedad rural china', explican los organizadores.
La proyección forma parte de un ciclo clásico de la programación de Lugaritz, que cede la pantalla a películas realizadas por mujeres, que difícilmente se han podido ver porque están fuera de los circuitos comerciales. En esta ocasión, arranca con el deseo. El 29 de enero se pasará Filmer le désir. Voyage à travers le cinéma des femmes, filmada por Marie Mandy en 2001. Quince realizadoras de los cinco continentes se enfrentan en este documental a la cuestión de cómo filmar el deseo desde una óptica femenina. Cada una explica su forma de representar el deseo, los tabúes y los obstáculos que han debido saltar para abarcar en la pantalla las particularidades de los placeres y las atracciones femeninas.
Entre las directoras que aportan su reflexión figura Agnès Varda, la tercera protagonista del ciclo. Entre septiembre de 1999 y marzo de 2000 salió a recorrer diferentes lugares de Francia con su cámara digital en busca de los glaneurs, los espigadores, personas que después de la cosecha se dedican a rebuscar las espigas o frutos que otros han desechado. En unos casos, los reciclan para plasmar su mensaje artístico y, en otras, simplemente para poder sobrevivir. Así lo atestigua Les glaneurs et la glaneuse, el resultado de aquellos meses de trabajo, que se proyectará en San Sebastián el día 30.
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