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Reportaje:

Cuatro meses para una polémica mayor

La desconvocatoria de la consulta sobre la central de Boroa solivianta aún más a los vecinos de Amorebieta

Han sido cuatro meses para volver a la situación inicial: el proyecto de la central energética en Amorebieta, que ha suscitado un fuerte rechazo vecinal, no será sometido a consulta popular, al menos oficial. El anuncio de lo que entonces se denominaba referéndum por parte de la alcaldesa, la peneuvista Begoña Azarloza, sorprendió a muchos aquel 13 de septiembre. Sobre todo, satisfizo a la plataforma vecinal Zornotza Bizirik, que desde hace dos años lucha contra el proyecto promovido por la empresa pública irlandesa ESB en el polígono industrial de Boroa.

Lo que la alcaldesa propuso en septiembre para 'acabar con la confusión entre los partidos y los vecinos' se ha vuelto en su contra: ha tenido que desconvocarlo por el boicot de partidos y vecinos, le ha valido soportar 'más presiones de las que otros habrían aguantado', según sus propias palabras, ha sufrido la apertura de un expediente de expulsión del PNV, junto a otros siete concejales más, y finalmente ha servido sólo para aumentar todavía más la polémica en torno al proyecto.

La siguiente pelea será con las licencias de actividad y obras, los permisos pendientes

La historia de esta infraestructura se remonta a 1998, cuando ESB firma una opción de compra de 8.000 metros cuadrados en Boroa. Este área, donde se quiso implantar la frustrada planta de automóviles promovida por José Ignacio López de Arriortua, es propiedad de la Diputación, que la adquirió a lo largo de los 90 para implantar industrias en una zona estratégica, situada junto a la autopista.

Los problemas aparecieron en 1999, cuando varios partidos municipales y vecinos mostraron su oposición a la planta por su 'severa' incidencia medioambiental. La protesta creció rápidamente y en marzo de 2000 se formó la plataforma Zornotza Bizirik. La presión vecinal llevó a todos los partidos locales, incluidos PNV, PP y PSE, a oponerse al proyecto por incumplir las normas urbanísticas municipales. Las manifestaciones empezaron a sucederse -hoy se celebra la sexta- con hasta 8.000 participantes y se recogieron 15.500 firmas contra el proyecto. Amorebieta cuenta con poco más de 16.000 vecinos. La empresa ESB inició el pasado año una campaña informativa en defensa de un proyecto que iba recibiendo todas las autorizaciones administrativas y con el que la promotora, que destacaba como único impacto el visual, garantizaba 4,5 millones de euros (750 millones de pesetas) de beneficios al año para el pueblo de Amorebieta.

Crisis en el PNV

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La central abrió una crisis en el PNV, aún no resuelta, puesto que la organización municipal en Amorebieta votó en contra del proyecto. Sólo la intervención del EBB, la máxima dirección del partido, declarando el proyecto de 'interés nacional', logró que los peneuvistas de la localidad aceptaran las directrices del partido. Pero el problema se complicó con el anuncio del referéndum y la aprobación de una consulta popular en el pleno del pasado 27 de noviembre por parte del grupo de concejales del PNV, lo que motivó la inmediata apertura de su expediente de expulsión.

En toda la polémica, éste será el único asunto resuelto, porque los dirigentes nacionalistas han anunciado, que con la retirada de la consulta, se cerraría el expediente. En cambio, la crispación ha aumentado entre los vecinos, a quienes ha soliviantado lo ocurrido. El cambio de la pregunta inicialmente prevista por otra más farragosa, que obligaba a responder afirmativamente para oponerse a la central, ha sido reprochado por la mayoría de los partidos y Zornotza Bizirik. Casi todos la achacan a las presiones de la dirección del PNV. 'Estaba todo pactado. Con la nueva pregunta, sabían que no se iba a aceptar. Así no hay consulta y se resuelve el problema con los concejales del PNV', señala un vecino. Esta misma semana, Zornotza Bizirik ha anunciado que convocará por su cuenta un referéndum con 'una pregunta clara' incluso si no cuenta con el respaldo municipal.

El siguiente conflicto vendrá con las licencias de actividad y obras, ya pedidas por la empresa, que son los últimos permisos pendientes para el inicio de las obras de la planta. El PNV de Amorebieta ha insistido en que se concederán si se cumplen los requisitos técnicos y medioambientales. Zornotza Bizirik alude a 'graves infracciones urbanísticas', en referencia a la altura de las chimeneas, y perjuicios para la salud. ESB, mientras, sigue confiando en vencer la resistencia vecinal e iniciar las obras en este primer semestre. Hoy, con la convocatoria de la sexta manifestación contra la central, se volverá a medir la conflictividad existente.

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