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Reportaje:

La bella y el feo, frente a frente

Inés Sastre y Depardieu, juntos en 'Vidocq', un filme histórico y fantástico

Rocío García

Se presenta grande y sonriente. Vestido de negro con camisa blanca, Gérard Depardieu defendió ayer en Madrid la recuperación de la identidad que en su opinión está viviendo el cine francés actual, tras diez años de búsqueda. El feo actor francés vuelve a interpretar a un personaje histórico, en este caso a Vidocq, un ex presidiario que en el siglo XIX revolucionó los métodos de investigación policial. El filme, dirigido por Jean Christophe Comar, conocido por Pitoff, y en el que Depardieu comparte protagonismo con la actriz y modelo española Inés Sastre, mezcla la historia con la ficción y los símbolos más universales.

Cuando se enteró del proyecto de Vidocq, fue el propio Depardieu el que se ofreció para interpretar a uno de los iconos de la cultura francesa. 'Me atraen los personajes históricos, los que surgieron en ese caos que se vivió tras la Revolución Francesa, aquellos que se salen de la norma', aseguró ayer Depardieu en el salón de un hotel madrileño cuya temperatura era bastante fría a petición del propio actor.

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Vidocq, que narra la investigación de un periodista sobre la muerte del famoso detective en un París oscuro e inquietante de finales del XIX, llega a las pantallas españolas el próximo viernes.

Depardieu no sólo pone, en el caso de Vidocq, el acento en la historia y el interés de la cultura francesa -'Vidocq fue un personaje que inspiró e interesó, antes que a mí, a grandes autores como Víctor Hugo, Balzac o Alejandro Dumas'-, sino sobre todo en el tono fantástico que ha creado el director del filme, Pitoff. 'Por primera vez se entra con una cámara digital en el universo de la ficción, en el universo literario de Poe y H. P. Lovecraft', aseguró.

Menos expansivo que en anteriores visitas, y más delgado, Depardieu, que no fuma al menos en público, dice que se encuentra bien tras el susto que le dio el corazón hace más de un año. A sus 53 años, se cuida más, aunque de forma tranquila y sin agobios, porque, dice, está 'enamorado de la vida'.

Sobre el panorama cinematográfico, el intérprete aseguró que con títulos como el de Vidocq y otros muchos más, el cine francés -con un 41% de cuota de mercado en 2001- ha recuperado su identidad y originalidad después de diez años de búsqueda. 'Necesitamos una puesta a punto, porque hoy por hoy el cine se nutre del dinero de las televisiones generalistas y de las grandes empresas de producción que destinan sus productos a los horarios estrellas de las cadenas'.

Depardieu no guarda rencor a Hollywood, tras las críticas que desencadenaron unas declaraciones suyas sobre su pasado turbulento con las mujeres, y afirma que no ha roto sus relaciones con el cine americano. Como ejemplo cita el filme 102 dálmatas y Beneath the banyan trees, a las órdenes de Matt Dillon. 'La campaña contra mí forma parte de lo que es América, su cultura y mentalidad. Amo el cine, y esto comprende el cine americano', continúa Depardieu, que pone como ejemplo la película de John Malkovich Pasos de baile, presentada en Sundance. Cuando se refiere al actor del filme -Javier Bardem-, Depardieu se confunde y le llama Javier Jamón por su papel en Jamón, jamón.

En un salón contiguo y a una temperatura más cálida, atendió a la prensa Inés Sastre, espectacularmente guapa y también de negro, con botas de tacón rojizas. Tiene 28 años, y en Vidocq da vida a una bailarina y cortesana de aspecto exótico. 'Pitoff tuvo una enorme imaginación para verme con una apariencia diferente a la mía', afirma Sastre, que acaba de renovar contrato con la firma cosmética Lancôme y que no abandona su carrera de actriz. 'Hay que quitarse de la cabeza que hay que ser un monstruo para triunfar en el cine', dijo a modo de disculpa.

Inés Sastre, entre el director del filme, Pitoff (izquierda), y Gérard Depardieu.
Inés Sastre, entre el director del filme, Pitoff (izquierda), y Gérard Depardieu.GORKA LEJARCEGI

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