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Cartier-Bresson muestra la vida diaria de la Unión Soviética en los 50 y 70

La sala BBK expone la colección de fotografías 'Rusia' en Bilbao

Henri Cartier-Bresson (Seine-et Marne, 1908) fue en 1954 el primer occidental al que las autoridades soviéticas permitieron viajar por el país tras el cierre de fronteras a los fotógrafos extranjeros. Tuvo que cumplir dos condiciones: revelar el material en la URSS y no plasmar objetivos militares. El resultado de diez semanas de trabajo fue recogido en un libro, que ahora es el núcleo, junto a las fotos recogidas en otro viaje 20 años más tarde, de la exposición Rusia, que presenta la sala BBK en Bilbao.

Las limitaciones que las autoridades soviéticas impusieron a Cartier-Bresson no condicionaron el trabajo del fotógrafo. 'No le interesaban ni los puentes ni las instalaciones militares, sino la gente, sus relaciones y su vida cotidiana', recuerda, Marta Daho, de la agencia Magnum, que Cartier-Bresson fundó en 1947 junto a Robert Capa, David Seymour y George Rodger.

Tomó 10.000 imágenes en 10 semanas de viaje, de las que seleccionó unas 80 para un libro Moscou. La exposición que ayer se inauguró en la sala de exposiciones BBK (Gran Vía, 32) muestra una serie de imágenes de esa publicación y las complementa con fotografías tomadas en los años 70 en distintos puntos de la extinta Unión Soviética a lo largo de más de tres meses, tan distantes de la propaganda comunista como de la crítica política.

Rusia, hasta ahora inédita en España a pesar de que sus fotografías fueron ampliamente difundidas en revistas de la época y se ha expuesto en distintas ciudades europeas y americanas, permanecerá abierta al público en Bilbao hasta el 24 de febrero. 'El trabajo de Cartier-Bresson es la ruptura con el constructivismo soviético y la mitificación del héroe trabajador del estalinismo', señaló el profesor Ramón Esparza, coordinador de la exposición. 'Lo desmontó de una forma muy sutil'.

El recorrido por la exposición es como 'un cuaderno de viaje', explicó Esparza, que recorre Moscú, Leningrado, y las repúblicas soviéticas del Sur y el Caúcaso. En Rusia se ve el esplendor de la URSS en los años 50 en escenas cotidianas de las calles de Moscú, con hombres y mujeres que trabajan y se divierten, en ocasiones ajenos a los grandes símbolos del régimen comunista. Éstos también quedaron dentro de los magistrales encuadres de Cartier-Bresson, el fotógrafo que revolucionó la imagen del siglo XX separándola del academicismo decimonónico. El Museo del Louvre reconoció su talento innovador convirtiéndole, en 1955, el el primer fotógrafo que expuso en sus salas.

La exposición también refleja la vida de las gentes del campo con el característico estilo directo y sin artificios de su fotografía. 'Es una aproximación al pueblo ruso que todavía hoy tiene vigencia', opinó Daho.

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