Más Europa

La Unión Europea es una de las más felices eutopías que nos dejó el siglo XX, uno de los retos más esperanzadores que se abren al nuevo siglo. Hoy podemos ver en la UE una estructura supranacional que deja pocos resquicios a un enfrentamiento bélico entre los estados que la conforman, un mercado único bastante evolucionado con moneda propia, y un espacio social y político que apenas ha empezado a caminar.

En el nuevo escenario mundial de la sociedad de la información y las nuevas tecnologías se hace necesaria la construcción de estructuras supranacionales democráticas que permitan atender los grandes problemas que hoy desbordan a los estados, como la cuestión medioambiental, la búsqueda de una solución al problema de la inmigración masiva desde países pobres, o el reiterado incumplimiento de los derechos humanos en el mundo, por poner sólo tres ejemplos palmarios. La UE lidera esta concepción de las realidades supranacionales, aunque todavía de forma tibia.

Los vientos de la historia empujan a Europa hacia una Constitución que dé cobertura legal a la Carta de Derechos Fundamentales de los europeos. Y a partir de ahí comenzar a hacer más Europa social, política, judicial, y más Europa democrática. También hemos de conseguir más Europa para el mundo. La vieja Europa, cuna de los derechos humanos, la nueva Unión Europea, debe asumir el liderazgo mundial en derechos humanos. Más allá de la Carta de Derechos Fundamentales de los europeos, la Unión debe liderar el proyecto de universalización de los derechos humanos proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Cincuenta y tres años después de la aprobación de esa Declaración Universal, en un mundo globalmente más rico que nunca, 80.000 personas siguen muriendo a diario a consecuencia del hambre y de la miseria, 250 millones de niños siguen sometidos a la esclavitud, y hay continentes, como África, que apenas tienen futuro. Ninguna de estas calamidades tiene justificación cabal en pleno siglo XXI, y darles solución debe ser la prioridad de la sociedad mundial durante las próximas décadas. La Unión Europea debe liderar el proyecto.