El arzobispo pide otra forma de obtener células madre que evite un holocausto de embriones

El arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco, pidió ayer a los científicos 'limpieza' en sus experimentaciones, evitando 'el maltrato de los animales y la utilización de seres humanos'. Como respuesta a las investigaciones del científico Bernat Soria con células madre embionarias, el prelado propone medios alternativos en la obtención de dichas células que no supongan un 'holocausto de embriones'.

García-Gasco mostró ayer su convencimiento de que 'no hay contradicción entre las exigencias de la verdadera ciencia y la ética, cuando ésta es una guía segura y fundamentada para actuar como personas dignas y responsables', y destacó que 'la ciencia es una acción humana y como tal debe guiarse por criterios morales verdaderos y adecuados'.

Aunque sin citarlo, el prelado responde así a los experimentos con células madre desarrollados por el director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández, Bernat Soria, quien había pedido expresamente que sus investigaciones no derivaran en un debate entre ciencia y religión.

Estas declaraciones se producen unos días antes de celebrarse una reunión, prevista para el jueves, del presidente del Consell, Eduardo Zaplana, con científicos y destacadas personalidades para tratar el estado de las investigaciones de la disciplina del profesor Soria.

Preguntado por cuáles son las exigencias que desde la ética cabe plantear a la ciencia, García-Gascó dijo que la ética pide a la ciencia que los científicos 'cuiden al máximo la limpieza en sus experimentaciones', lo que implica que 'deben evitar al máximo el maltrato de los animales y, de modo absoluto, la utilización de los seres humanos'. El arzobispo apeló a la comunidad científica para que 'evite absolutamente' la manipulación de seres humanos, porque quien lo hace 'pervierte el nombre de la ciencia'.

El prelado considera que la sociedad 'tiene el derecho' de exigir una ciencia ecológica y plenamente respetuosa con la dignidad de los seres humanos, y la autoridad política 'tiene el deber de apoyar y sostener únicamente aquellas prácticas científicas que no pongan en peligro cierto o probable la dignidad de los seres humanos desde el momento de la concepción'.

El ejercicio financiado de la ciencia, según el prelado, 'no es sólo un ejercicio de la libertad individual, sino que es un auténtico acto de gobierno que debe ser escrupulosamente garantista de los derechos de todos, especialmente de los más débiles e indefensos'. Sobre la suficiencia del marco legal que ampara al embrión humano, afirmó que las leyes emanadas de la Constitución 'son en muchos aspectos insuficientes e injustas, pero al menos impiden que el embrión humano sea utilizado como un instrumento para la experimentación'.