El empuje de los 'politécnicos'
El estilo de la Universidad Politécnica impregna los modelos de gestión de los grandes proyectos de Barcelona
Los politécnicos empuñan el relevo. La designación de Jaume Pagès y Jordi Oliveras como consejero delegado y director general, respectivamente, del Fòrum 2004, así como el nombramiento de Francesc Solà para la dirección general de Fira 2000 son síntomas del buen momento que vive el modelo de gestión de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). El primero de los citados, el rector de la UPC, encarna una voluntad de consenso institucional ya demostrada por su antecesor en el cargo, Gabriel Ferraté. Los otros dos, Oliveras y Solà, ex gerentes ambos de la misma universidad, alientan un modelo de eficiencia en plena ebullición.
De forma similar a lo ocurrido poco antes de los Juegos Olímpicos del 92, cuando se encara la recta final del Fòrum 2004 los politécnicos cobran protagonismo. A los nuevos cargos en el Fòrum y la Fira se suman otros fenómenos menos visibles, pero más significativos. Uno de ellos, el más novedoso, es la plataforma Barcelona Aeronáutica y del Espacio (BAIE), que implica a 35 empresas y a las tres administraciones -Generalitat, Ayuntamiento y Estado- en la construcción del Airbus, el aparato de mayor tamaño de la aviación civil. El BAIE es un proyecto aeronáutico nacido en la Universidad para ser transferido a la sociedad, es decir, a empresas y usuarios. Su creación muestra un modus operandi aplicado con anterioridad por la UPC y otras universidades, concretamente con el IRIADA del mundo del motor, y también en otros organismos destinados a la transferencia de tecnología, como el Laboratorio General de Ensayos, hoy vinculado al Departamento de Industria de la Generalitat.
El 92 encontró una ciudad predispuesta y la batuta de Bohigas, emérito de la UPC
La Fundación Ildefons Cerdà fue creada por Pere Duran Farell
En todos estos casos se advierte con claridad el sello de los ingenieros, un colectivo profesional más preocupado por el 'dinamismo tecnológico que por la originalidad científica', en palabras de Nathan Rosenberg, profesor de Standford. La misma línea de pensamiento impregna la trayectoria del Instituto Catalán de Tecnología (ICT), dedicado a promover la innovación, bajo la dirección de Miquel Barceló, diputado del PSC en el Parlament. El ICT difundió durante sus primeros años la prestigiosa revista Cuadernos de Tecnología, editada en tres idiomas -catalán, inglés y castellano- y extinguida sin recibir ningún apoyo público.
Es bien conocido que en 1992 la gran transformación urbanística de Barcelona, incubada durante casi un siglo de euforia continuista respecto del Plan Cerdà, encontró una ciudad predispuesta y la batuta de Oriol Bohigas, profesor emérito de la UPC. De nuevo ahora, los politécnicos están implicados en el reto subsiguiente. En el catálogo de la Barcelona XXI no faltan los Piñón, Correa, Sala Morales,etc., dispuestos a la batalla contra la monotonía y la ausencia de jerarquía arquitectónica, que amenaza algunos proyectos.
Uno de los ejes de cambio que más destaca el propio alcalde de Barcelona, Joan Clos, es el Portal del Conocimiento -rediseño de la zona Diagonal, Torre Melina, Turó y zona universitaria de Pedralbes-, que tiene como centro el campus de la UPC. Conviene recordar que en las cátedras de este campus se realizan las exploraciones en hardware informático -Mateo Velero, Josep Amat, Miguel Ángel Lagunas, Eduardo Alonso, Pere Brunet y Eugenio Yate, entre otros- que han determinado la implantación en Barcelona del único centro europeo de investigación de IBM. En la misma zona de Pedralbes se encuentra la sede de la Asociación de Amigos de la Politécnica, una entidad impulsada por el ingeniero Jordi Mercader que media entre la Universidad y las empresas, y gestiona la orientación de más de 18 millones de euros destinados a transferencia y aplicación.
Otro ejemplo de esta implicación se encuentra en la remodelación de la montaña de Montjuïc, donde el proyecto Acrópolis Verde es ampliamente deudor de los estudios aportados por la Fundación Ildefonso Cerdà. Este patronato, que fue creado por el desaparecido Pere Duran Farell, actua como el lobby de los ingenieros de caminos.
En el ámbito municipal, los politécnicos han sido la referencia de la Comisión de Urbanismo de Barcelona, 'que apostó antes que otras ciudades europeas por los llamados proyectos unitarios, basados en aportaciones de expertos de distintas especialidades', señala Josep Anton Acebillo, arquitecto jefe del Ayuntamiento. A ello se añaden las llamadas comisiones de calidad -puntos de encuentro entre politécnicos, antropólogos, gestores y artistas plásticos-, con capacidad para prescribir las condiciones estéticas de las obras antes del plácet municipal. Esta función es válida para los macroproyectos, como la estación del AVE en Sagrera y Diagonal Mar, y en las piezas singulares, al estilo del nuevo Palau de la Música rediseñado por Óscar Tusquets.
En la UPC, los ingenieros industriales incorporan el sello de la tradición. La Asociación profesional del ramo, que cumple ahora 150 años, ha mantenido el prestigio internacional de los ingenieros catalanes incluso en las etapas más duras del franquismo, cuando el colegio profesional quedó supeditado a la estructura corporativa del régimen autoritario. En los últimos años, la permanencia de ambas entidades -Asociación y Colegio profesional-ha facilitado un pacto entre las dos grandes tendencias políticas mayoritarias, nacionalismo y socialismo; y la expresión más fiel de este pacto se refleja en la composición de las juntas de gobierno de ambos organismos. Así, por ejemplo, mientras la Asociación estuvo presidida por el ex ministro socialista Joan Majó, el decano del colegio fue Jaume Bassa, un ingeniero industrial afín al nacionalismo, que había desempeñado cargos ejecutivos en la metalúrgica Rivière. La misma estructura se ha mantenidio en etapas más recientes con duplas como la de Pere Esteve -ex secretario general de CDC- y Pere Aguirre, impulsor del Barcelona Centre de Disseny; y otras, menos sonoras, pero igual de eficaces, como la que perdura ahora en la figura del decano Àngel Llovet y el presidente de la Asociación, Ferran Ramon.
Caminos, finanzas y obispos
La UPC fundó las escuelas actuales de ingenieros de caminos y de telecomunicaciones, que vinieron a complementar las tradicionales facultades de industriales y de arquitectura. Caminos es la tribu a la que pertenecieron Victoriano Muñoz y Pere Duran, los hombres comprometidos con la electrificación de la Cataluña moderna. Sus compromisos profesionales abarcaron los embalses, el fuel y las nucleares, y los gasoductos, en el caso del segundo. Su elitismo arranca del modelo bonapartista de la École Polytechnique de París, que se implantó en España. Por su parte, la formación generalista de los industriales ha marcado la sensibilidad empresarial de Cataluña, una sociedad de tradición fabril. Los industriales se encuentran a la cabeza de grandes corporaciones. Josep Arcas, primer ejecutivo de Nestlé, y Juan Llorens, ex presidente de Seat, son un buen ejemplo. Además, la obstinación gerencial de los ingenieros es una constante. Hasta el punto de que los ingenieros tomaron parte en las conspiraciones fundacionales de las escuelas de negocios IESE y ESADE. Pedro Nueno, profesor de la primera de ellas y consultor de prestigio internacional, es ingeniero. El trazo recorre las finanzas: Josep Vilarasau, Claudio Boada y Josep Termes son ingenieros. Y, la misma formación generalista alienta casos muy particulares, como el del ingeniero y filósofo Salvador Pániker, y el del ingeniero y obispo Ramon Torrella.
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