El padre que mata al árbitro
20 años de cárcel penden sobre un estadounidense, culpable de la muerte de otro que dirigía un partido donde jugaban los hijos de ambos
Thomas Junta, un fornido estadounidense de 1,85 metros y 124 kilos de peso, fue declarado ayer culpable por un tribunal de Cambridge, en el estado de Massachusetts, del homicidio involuntario de Michael Costin, un árbitro al que agredió, enfadado porque no pitó bien a su hijo durante un partido de niños de 10 años el mes de julio del año 2000. Tres de los cuatro hijos de Costin también jugaban el encuentro. Junta puede ser condenado hasta a 20 años de cárcel. La sentencia definitiva se dictará el próximo día 25 y posiblemente se reducirá algo tras las alegaciones de la defensa, cuyo único triunfo fue conseguir del jurado que no considerara la acción de su cliente como asesinato. Pero la dureza de la pena tiene una clara connotación ejemplarizante para toda la sociedad norteamericana, que quedó conmocionada con el caso. El juicio fue televisado.
El mensaje evidente es que en tiempos de violencia, un trágico acto como el lamentable protagonizado por Junta, de 44 años, conductor de camiones, no debe repetirse.
Junta escuchó de pie la decisión del jurado, 'guilty', y bajó la cabeza, derrumbado. Las nueve mujeres y los tres hombres no tuvieron duda, tras 13 horas de reunión, en castigar a un padre que perdió los estribos y acabó matando a Costin, de 40 años, un hombre mucho menos corpulento, de 1,83 metros y 72 kilos, que dirigía como voluntario el partido en Reading, cerca de Cambridge.
Tras varios encontronazos habituales en el hockey, el hijo de Junta acabó llorando y marchándose al vestuario. Su padre, indignado por la actuación de Costin, se enfureció aún más cuando éste le dijo para calmarle: 'No es más que hockey'. Aunque el abogado defensor de Junta argumentó legítima defensa en su cliente, porque según él Costin le había agredido primero, los testigos sólo dijeron que el camionero golpeó repetidamente a Costin en la cabeza y dándole contra el suelo, tras sujetarle. Dos mujeres declararon que Junta no hizo caso cuando le gritaron que le dejara porque le podía matar. Y se fue sin atenderle. Según los médicos, Costin, que perdió el conocimiento, murió al día siguiente por la rotura de una arteria del cuello, a causa de los golpes.
El caso abrió una serie de debates en Estados Unidos sobre los tremendos perjuicios que el deporte mal entendido puede provocar. La Asociación Nacional de Responsables del Deporte llegó a señalar en un comunicado: 'En nuestros días, la salud de nuestros deportes está atacada por el cáncer de los malos comportamientos, y a veces delante de nuestros jóvenes'. Incluso en un informe sobre la violencia mencionaba el caso de otro padre en Pennsylvania que mordió a un entrenador tras perder un combate de lucha o la madre de un jugador de baloncesto que arañó en la cara a un directivo. En el hockey se ha superado el límite.
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