Quedan 48 horas

(...) Ya no hay ambigüedades. Al proceso de paz en Colombia le quedan horas de vida. (...) De no haber resultados en la mediación internacional, tres años y medio de esfuerzos, terminarán en una nueva escalada de la guerra. (...) Perspectiva que aterra al país. La sociedad civil pide en todos los tonos, al Gobierno y a las FARC, no dejar morir el proceso. Todos los colombianos sensatos, salvo las mentes calenturientas de los paramilitares y de algunos políticos, temen la avalancha de violencia que le caería al país encima, una vez se formalice la ruptura. (...) Nadie, salvo los fanáticos de la guerra total, tiene algo que ganar en la ruptura.

La firmeza presidencial está dictada por una opinión pública que se cansó con los magros resultados de este proceso, no siempre bien manejados. (...) Sólo cabe esperar que la ONU logre proponer fórmulas que permitan a las partes volver a la mesa. Las FARC deben entender que tienen que ceder y que el país está cansado de esta negociación en medio de tomas de pueblos y secuestros. (...) Es la hora de un gesto que reviva el proceso de paz del colapso. (...) Todos los esfuerzos debe estar orientados a la necesidad de salvar el proceso. Ante el plazo impuesto por el presidente, nada más peligroso que caer en el entusiasmo guerrerista que en unos meses puede tener el país incendiado.

(...) Quedan 48 horas. Este precioso tiempo debe ser aprovechado para lo único que el país sensato debe demandar en estos momentos: no dejar que se cierre, quién sabe por cuánto tiempo, la puerta de la paz.

Bogotá, 11 de enero