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Sueños que llegan de Oriente

Cuando piensas en los Reyes Magos de ahora y recuerdas los de tu propia infancia, tienes la sensación de que te han robado algo.

Los Reyes Magos de los años sesenta tenían un no sé qué de franquista y, en el fondo, lo que los hacía importantes, y temibles, era su autoridad bajo palio. Una autoridad feroz que, por cierto, podría fácilmente haber dejado atrás las coronas, las barbas postizas y las capas de terciopelo (y la profusión de pieles, dorados y ¡rojos!), para sustituirlas por bigotillos rancios, charreteras y galones militares.

Por suerte, ésta es una pesadilla que ha quedado para el psicoanalista.

Ahora las cosas se hacen sin duda mejor. Y si ya hace años que la cabalgata real tiene un aire lúdico sin sombras de amenaza, este año incorpora novedades que la hacen especialmente prometedora. Y eso pese a que, últimamente, no llegan de Oriente más que noticias malas o pésimas.

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Quizá por este motivo los organizadores de la fiesta en Barcelona han querido que 'todo el acto sea una alegoría del viaje'. Y que los viajeros vengan de las misma tierras que esos otros viajeros que, más a menudo, vienen 'en busca de trabajo o huyendo de la guerra'. Una cabalgata, en definitiva, conciliadora (que buena falta nos hace).

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La novedad, sin embargo, es la incorporación a la cabalgata de cinco reconocidos grupos de teatro y danza de calle. Así la Estrella de Oriente será interpretada por Sol Picó, bomba de ironía de la danza contemporánea que convertirá el cometa, representado por multitud de bailarinas, en un objeto no precisamente inocente, sino de mágica malicia.

Las carrozas de los reyes blanco, rubio y negro han sido diseñadas respectivamente por Roseland Musical, Artristras y Xirriquiteula. Y la carroza del Doctor Maddock, presunto encargado de las minas de carbón, por la compañía Avalot.

El teatro de calle es algo que en Cataluña tiene su gran momento en la Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega. En las últimas fiestas mayores de Barcelona, sin embargo, el Ayuntamiento lo ha ido incorporando a las actividades propias de la Mercè.

Es una buena noticia que la presencia de estos profesionales (a menudo más conocidos, y reconocidos fuera de nuestro país que aquí) se haga habitual en nuestra ciudad. Es, desde luego, una buena noticia para este colectivo de artistas singulares.

Pero también lo es para el público. Porque Sol Picó, Roseland Musical, Artristras, Xirriquiteula y Avalot aportan una larga experiencia en lo que respecta al arte de hacer que la gente se divierta espontáneamente (y se admire del genio y del ingenio) con sus acciones.

Juguetes gigantes, serpientes tibetanas, elefantes metálicos, dinosaurios y una multitud de comparsas darán la medida de lo que estos artistas son capaces de imaginar y de hacer. Una creatividad capaz de hacer soñar a los niños (sin pesadillas).

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