El móvil multiusos revoluciona el mercado
30 millones de japoneses utilizan el servicio 'i-mode' de NTT, una industria en la que participan 58.000 empresas
NTT DoCoMo ha con seguido transformar el teléfono móvil en un juguete o una chequera electrónica. 30 millones de japoneses usan el servicio 'i-mode', que además ha creado una industria de más de 58.000 proveedores de contenidos. La compañía intenta ahora extender el éxito a Europa y a la telefonía UMTS.
Los servicios son muy baratos. Enviar un correo electrónico cuesta 1,4 pesetas. Mandar un mensaje corto por Telefónica cuesta 25 pesetas
Hideo Yunoki no utiliza el teléfono móvil como la mayor parte de la gente, es decir, como un auricular. Yunoki, como otros 30 millones de japoneses, se pasa la mayor parte del tiempo mirando la pantalla de su pequeño terminal, en el que navega por Internet, envía correos electrónicos y realiza transacciones con su banco. Yunoki vive en Japón, el país del i-mode, un servicio de la todopoderosa NTT DoCoMo, que, debido a una confluencia de factores sociales, características culturales e inteligentes decisiones tecnológicas y económicas, se ha convertido en el negocio de telefonía móvil más lucrativo del mundo: la operadora japonesa ingresa una media de 66 dólares al mes (unas 12.000 pesetas) por cada usuario, frente a los 38 de las operadoras francesas o los 35 de las alemanas. Y lo que es más: para los japoneses, el móvil ya no es un teléfono; es un juguete, una chequera electrónica o un reproductor de karaoke.
El éxito masivo del i-mode tiene mucho que ver con la idiosincrasia japonesa y las características de su mercado tecnológico. En Japón, el número de ordenadores personales por habitante es muy bajo, si se tiene en cuenta que se trata de la segunda economía mundial y el mayor productor y consumidor de electrónica: sólo un 18% de los japoneses tiene PC en casa, comparado con el 58% de los estadounideses o el 32% de los franceses -en España la cifra roza el 8,5%-. El bajo número de PC está provocado, según la mayor parte de los analistas, porque un japonés no puede permitirse el lujo de desperdiciar espacio en el pequeño apartamento en el que vive. 'En Japón, la idea de que un sistema informático ocupe parte de una habitación simplemente no es aceptable', dice el informe Technology Forecast 2001-2003 de PricewaterhouseCoopers. Y ese bajo número de PC tiene consecuencias directas sobre el acceso a Internet: a finales de 1999, sólo el 10% de los hogares japoneses contaba con acceso a la Red.
Un segundo factor que ayudó al alumbramiento de i-mode fue, literalmente, cuestión de tiempo. Los trabajadores y estudiantes japoneses pasan una media de 30 a 40 minutos al día viajando entre casa y el trabajo o la escuela, y la mayor parte de ellos utiliza el transporte público para realizar esos trayectos. Mucho tiempo libre para un pueblo que es el mayor consumidor de información del mundo. El periódico Asahi Shinbun, por ejemplo, vende ocho millones de ejemplares al día.
Lanzamiento en 1999
Éste era el terreno -falta de ordenadores, gusto por la información y tiempo disponible- sobre el que NTT DoCoMo, la filial móvil de la mayor telefónica del mundo, lanzó i-mode en febrero de 1999. Se trataba de vender teléfonos móviles con un conjunto de servicios multimedia, lo que entonces era una revolución, sobre todo comparado con Europa. i-mode ofrecía servicios y contenidos, y utilizaba, ya entonces, la tecnología de facturación por uso de información y no por tiempo de conexión, que acaban de lanzar las operadoras europeas. Es decir, los japoneses desarrollaron i-mode tres años antes de que los europeos pensaran siquiera en la transmisión de datos.
El funcionamiento de i-mode es muy simple. Hay 22 tipos de terminales, que rondan los 11.000 yenes (unas 15.400 pesetas). Para acceder a los servicios de i-mode sólo se paga una cantidad mensual, relativamente baja, de 300 yenes al mes (450 pesetas). Después, la información se factura según el peso, es decir, cada servicio tiene un precio distinto: recibir el extracto bancario cuesta 20 yenes (28 pesetas); realizar una transacción, 60 yenes (84 pesetas); recibir información de la Bolsa de Tokio, 300 yenes (450 pesetas). 'i-mode tiene éxito, sobre todo, porque es muy barato', explica Kenichi Ohmae, uno de los gurus más conocidos de Japón, y que fue asesor de DoCoMo en el lanzamiento de i-mode. Enviar un correo electrónico cuesta 1 yen (1,4 pesetas). Mandar un mensaje corto (SMS) por la red de Telefónica a otro teléfono móvil cuesta 25 pesetas.
En agosto, seis meses después de su lanzamiento, i-mode alcanzaba el millón de suscriptores, y ha ido añadiendo una media de 10.000 al día, hasta los casi 30 millones que tiene ahora. Los usuarios de i-mode utilizan, sobre todo, el correo electrónico -algunos son capaces de escribir a tal velocidad que ni siquiera tienen que mirar el teclado-. Pero también descargan canciones de karaoke que luego reproducen en el móvil, bajan imágenes y fotos de Internet o encargan la comida en McDonald's. Como media, cada usuario de i-mode se gasta 8.000 yenes al mes (unas 11.700 pesetas), pero el 40% de ellos gasta 20.000 yenes (28.000 pesetas).
El éxito de i-mode no está sólo relacionado con factores sociales. Hideo Yunuki es director general de servicios UMTS de Evolium, una joint-venture entre Alcatel y Fujitsu para construir redes de telefonía de tercera generación, y destaca, sobre todo, la enorme industria de proveedores de contenidos y servicios que se ha generado alrededor de i-mode. Cuando se lanzó, i-mode tenía 67 proveedores de información. Ahora, hay unas 58.000 empresas que elaboran contenidos de todo tipo para el servicio de DoCoMo, y la cifra aumenta cada día. No es sorprendente, ya que la mayoría de estos proveedores son páginas web que se limitan a trasladar su contenido al móvil. La técnica es muy sencilla, y aquí, de nuevo, los japoneses han superado a los europeos. Las páginas web se escriben en un lenguaje llamado html; i-mode utiliza otro muy similar llamado compact html, que adapta los contenidos de la página web, pensados para las pantallas de un PC, al tamaño del pequeño terminal, pero que no requiere esfuerzo adicional. Los teléfonos europeos con tecnología WAP requieren que los proveedores de información adapten sus páginas a otro lenguaje, el wml.
'i-mode es, en sí, bastante trivial', dice Ohmae. 'Lo importante es la enorme industria que se está generando a su alrededor'. 'Las compañías logran extender sus servicios a los usuarios de telefonía móvil por un coste muy bajo', explica Yunoki. Aunque no hay una cuantificación de lo que mueve este mercado, sí hay muchos ejemplos. Bandai, el fabricante de juguetes como la popular Hello Kitty, tiene un millón de suscriptores, a los que cobra 100 yenes al mes (140 pesetas) por descargar dibujos. Es decir, Bandai ingresa 100 millones de yenes al mes sin costes. Otra aplicación muy popular es Amor por correo, un concurso en el que los hombres contestan preguntas para ganar una cita con una mujer. El servicio cuesta 300 yenes al mes (unas 420 pesetas).
Facilidad de pago
Además de la variedad y cantidad de información, otro factor de éxito es la facilidad de pago. Aunque el cliente se suscriba a cientos de proveedores de servicios, paga una única factura mensual a DoCoMo. Después, la compañía cobra un 9% de la cantidad facturada a cada uno de estos proveedores.
El éxito de i-mode ha permitido a NTT, en fin, trasladar su apabullente dominio en la telefonía fija (96% de cuota de mercado) a la móvil, aunque en menor medida (62%), y convertir a DoCoMo en una de las pocas filiales que ganan dinero (2.000 millones de dólares de beneficios previstos en 2002, frente a pérdidas de 2.700 millones de dólares en la corporación). 'i-mode ha cambiado el paisaje de Japón', asegura Ohmae, que destaca, sobre todo, el alto porcentaje de mujeres (42%) que utilizan el teléfono para comunicarse por escrito. Yunoki va más allá: 'i-mode está sustituyendo a la televisión y la radio entre los jóvenes'.
El sueño no está exento de problemas. La creciente implantación del correo electrónico como manera de comunicarse, y el hecho de que sea mucho más barato escribir que llamar -una llamada cuesta entre 20 y 30 yenes por minuto, frente al yen del correo- ha provocado un alarmante descenso del 10% en el tráfico de voz. Además, la velocidad de 9,6 kilobits por segundo no es suficiente para muchas de las aplicaciones multimedia que ya están diseñando los proveedores de servicios, y el sistema tampoco comprende las páginas web escritas en el lenguaje xml, que es el que está sustituyendo al html.
DoCoMo pretende llevar i-mode a Europa a partir de marzo de 2002 a través de KPN, la telefónica holandesa, de la que posee un 15%. Pero las operadoras europeas ya han lanzado sus propios servicios de datos sobre la red GSM, lo que podría dificultar la entrada de i-mode. '¿Por qué deberíamos tener menos éxito en Europa?', se prgunta un portavoz de NTT, que añade, con lógica aplastante: 'Si pensáramos que vamos a fracasar no lo haríamos. Nunca pensamos de manera negativa. Déjennos buscar el usuario de i-mode en Europa'.
Videocámaras y calidad de telefonía fija en el UMTS
DoCoMo está intentando repetir el éxito de i-mode con FOMA, el único servicio de tercera generación (el famoso UMTS europeo) que está plenamente operativo en el mundo. El Gobierno japonés decidió, también a diferencia de Europa, otorgar las licencias de explotación de esta tecnología a las tres operadoras del mercado: NTT DoCoMo, J-Phone y KDDI. En Europa, las operadoras han competido unas con otras y se han gastado billones únicamente para conseguir las licencias. En Japón sólo deben pagar un canon para cada estación de telefonía que instalen y terminal que vendan. El servicio debería haber comenzado en mayo de 2001 con la red de NTT, pero la compañía, finalmente, ha lanzado su servicio FOMA el pasado 1 de octubre, en un radio de 30 kilómetros de Tokio. El mismo día del lanzamiento se vendieron 11.000 terminales, 4.000 de ellas dotadas con unas impresionantes minicámaras que permiten grabar vídeos y tomar imágenes fijas que luego se pueden enviar por correo electrónico. Los teléfonos son muy avanzados y ligeros, pero aún son caros: cuestan unos 60.000 yenes (84.000 pesetas). La suscripción al servicio es más cara, también, que la del i-mode, ya que oscila entre los 3.900 y 15.000 yenes al mes (5.460 y 21.000 pesetas). Una conversación con videocámara es casi innacesible: cuesta unos 20-30 yenes por cada 20 segundos. Los datos, eso sí, viajan a una velocidad 40 veces superior a la de los móviles de segunda generación. Y la calidad de transmisión de voz parece increíble, porque es equivalente al de una línea fija. La diferencia es notable, pero hay quien duda de que DoCoMo pueda repetir el éxito de i-mode, debido sobre todo a la increíble implantación de la actual generación. Como reconoce un portavoz de NTT, la compañía prevé que la migración de los usuarios de una a otra tecnología se prolongue hasta 2010.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.