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Viena presenta la obra de Emil Nolde en los mares del Sur

El Kunstforum reúne 50 pinturas, 200 acuarelas y dibujos

El Kunstforum de Viena expone hasta el 3 de marzo el resultado de un año en la vida de Emil Nolde (1867-1956): el año que duró su odisea a Papúa-Nueva Guinea, pasando por Rusia, Siberia, Japón, China y otros lugares exóticos del mar del Sur que le inspiraron en su exploración de las raíces de la expresión artística. Con medio centenar de pinturas, 200 acuarelas y dibujos, la muestra destaca la vertiente primitivista del pintor conocido como figura clave del expresionismo alemán.

No es la primera vez que la directora del Kunstforum y comisaria de la exposición, Ingried Brugger, centra su atención en el primitivismo, corriente esencial del sigo XX 'porque supuso un hilo conductor del arte moderno, que ansiaba emanciparse de la estrechez académica desaprendiendo el arte y cuestionando los cánones estéticos establecidos'.

Emil Nolde salió de viaje en 1913 con una expedición de oftalmólogos alemanes que iba a estudiar enfermedades de los aborígenes de regiones de Papúa-Nueva Guinea, por aquel entonces colonia alemana. Nolde realizó entonces una serie de acuarelas y apuntes que revelan su vital curiosidad por el colorido y la naturalidad de regiones y culturas para él lejanas. En acuarelas y dibujos de pocos trazos dejó constancia del recorrido en el ferrocarril transiberiano. Retuvo fragmentos de los rostros rusos, siberianos y japoneses que fue encontrando por el camino, así como de funciones de teatro y embarcaciones chinas en mares 'amarillos de verdad'.

Comentaba en su diario de viaje que el tren transiberiano se detenía cada seis u ocho horas y la gente bajaba durante 20 minutos a estirar las piernas. Todos menos él, que aprovechaba estos momentos para dibujar con su pluma ese mundo para él tan nuevo, una mezcla de pasajeros de todas las poblaciones centroasiáticas. A medida que proseguía, su fascinación iba en aumento y podría decirse que llegó a niveles desmesurados en las que él llamaba 'regiones salvajes adonde nunca llegó el hombre civilizado'. Algunas anotaciones que hizo mientras navegaba hacia Java, el 24 de mayo de 1914, son reveladoras: 'Los nativos aquí comen carne humana, a veces se matan unos a otros. Ahora que llevamos días en el barco alimentándonos de atún medio podrido, si me ofrecieran carne humana, la comería con mucho gusto'.

Una curiosa aventura vivieron 19 cuadros que Nolde había enviado de regreso a Europa por separado en barco. Al estallar la I Guerra Mundial, el navío fue detenido por rivales británicos y los lienzos desaparecieron sin dejar rastro. Pero para fortuna de su autor y dueño, las obras reaparecieron en Inglaterra siete años más tarde. Tras la larga ausencia, Nolde las reconoció con sorpresa para constatar que 'estos cuadros de los mares del Sur constituyen una fase curiosa de mi creación, dada su sobriedad y su fresca naturalidad...'.

Brugger indicó que con el 'estrecho' enfoque centrado en este año de viajes, la exposición capta la maestría de Nolde al acercarse a la belleza a través de su negación, dado que 'la belleza en Nolde no se ve contrastada por la deformación de sus imágenes'.

Antes de salir de viaje, el artista se había pasado largos ratos en el Museo de Etnología de Berlín estudiando diversos aspectos de culturas primitivas y tomando apuntes de estatuillas y otras figuras. La muestra reúne algunas de estas láminas realizadas entre 1911 y 1912, que Nolde tituló Trabajos de reposo. También se pueden ver lienzos posteriores al viaje al mar del Sur: paisajes de palmeras y figuras de nativos de gran intensidad cromática, así como naturalezas muertas en las que el pintor tomaba por modelo máscaras y otros objetos exóticos que él mismo coleccionó durante la expedición.

Autorretrato de Emil Nolde realizado en 1917.
Autorretrato de Emil Nolde realizado en 1917.

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