'Tengo un amigo con dinero negro'
Los ahorros ocultos y la criba a los no clientes en la venta de euros acaparan las quejas ciudadanas
'¿Cuánto dinero puedo canjear en euros sin tener que identificarme en el banco?'. Ésta es la pregunta que más suena en los agotados oídos al otro lado de los teléfonos públicos de información que atienden las inquietudes ante el estreno físico del euro.
Pero las pesquisas sobre qué hacer con el dinero negro no se inician exactamente así. Mejor dicho, no se inician así en absoluto. Las historias que inventan las voces anónimas que agarran el teléfono en busca de orientación sobre sus ahorros no declarados es un auténtico alarde de fantasía.
José Antonio Álvarez, uno de los informadores en el 901 112 002, del Ministerio de Economía, levantó las cejas cuando un ciudadano le explicó la supuesta profecía cumplida de que la llegada del euro desataría una gran crisis mundial. 'En previsión de que iban a quebrar los bancos, estos años he ido acumulando unos ahorrillos en casa, y ahora querría cambiarlos por euros'. No hizo falta indagar más de medio minuto para darse cuenta de que la profecía era una invención que desembocaría en el 'tengo dinero negro'. Al verse descubierto, el ciudadano colgó.
Sin llegar a casos tan extremos, de ahorros esquivos con Hacienda nadie habla claro. Para enterarse de que hasta un canje de 2,5 millones de pesetas no hace falta identificarse en un banco según la normativa sobre blanqueo de capitales (tope rebajado a 500.000 pesetas en un acuerdo entre bancos y cajas), todo el mundo recurre a la tercera persona. 'Tengo un amigo con unos millones bajo el colchón...', 'tengo un pariente...', 'mi mujer me ha abandonado y me ha dejado un dinerillo...'. Así arrancan las consultas. Con excepciones. Esta vez en primera persona, una mujer llamó al Banco de España para saber qué iba a ser de sus 18 millones de pesetas ahorrados a lo largo de toda una vida cobrando... en negro.
La otra gran queja es la insuficiencia de euros predistribuidos a los pequeños negocios en diciembre y el racionamiento de euromonederos al que muchos bancos y cajas someten a los particulares en busca de su kit. Los ciudadanos descargan su enfado porque, si no son clientes de la entidad, se ven 'discriminados' o 'se les exige que abran una cuenta'. El dueño de un sex-shop madrileño protestó porque veía venir que no tendría bastantes monedas. Un comerciante no dudó en alertar al Banco de España de que 'plantaría su furgoneta junto a Cibeles' para cargarla de todos los euros que pudiera.
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