PSC, 'al vent'

Soy concejal del Partido Socialista de Euskadi de un pequeño pueblo de Vizcaya, concretamente de Ugao Miraballes.

La toma de posesión en esta última legislatura fue junto a uno de los jefes en excedencia de la banda terrorista ETA, Josu Ternera. El miedo que pasé fue aterrador, ya que el protegido era el verdugo y los que tenemos conculcados algunos -incluso varios- de nuestros derechos constitucionales nos encontrábamos al albur de algunos fundamentalistas vascos, de los que te espían para que luego te maten.

Mi compañera de grupo, que con 25 años le gustaba la política, se ha tenido que exiliar porque no ha aguantado la presión del entorno; su silla en el salón de plenos lleva dos meses vacía.

En mi Ayuntamiento recibo unas 15.000 pesetas al mes por asistencia a plenos y comisiones. El Gobierno vasco gasta en protegerme cerca de dos millones y medio de pesetas al mes (dos escoltas y coche).

No exijo más recursos para mi protección, sino algo de dignidad para poder vivir. Exijo que el PNV, partido que 'gobierna', tenga como prioridad acabar con ETA, y que esa prioridad sea por la vía de los hechos y no sólo aparezca en el papel y en los discursos.

Creo que el PSC no entiende esta cuestión. Al igual que yo no valoro públicamente si el federalismo asimétrico es o no una tontería, o si Maragall va a ser o no un buen president.

Querido Maragall, te ruego que no jodas, que no metas las narices en un problema que no entiendes. Que la violencia de ETA, aunque la padezca toda España -también Cataluña-, es un problema, por desgracia, entre vascos.

Y, por último, en absoluto nos ayudan a seguir adelante escaqueos tácticos como la votación en el Senado en la que se salen del hemiciclo los senadores del PSC para no votar en contra de una enmienda del PNV en la que se solicitaba seguir financiando a Batasuna, brazo político-militar de ETA.

Impresionante vuestra solidaridad.