Gobernar el presente, imaginar el futuro
En el pasado debate sobre el Estado de la Comunidad, el presidente de la Junta de Andalucía propuso abrir un amplio debate político y social sobre lo que hemos venido denominando 'la segunda modernización de Andalucía'. Se trata de una propuesta de largo alcance, de reflexión y de futuro, encaminada a impulsar un nuevo horizonte de autogobierno que asegure el protagonismo de Andalucía en el siglo XXI. Que Andalucía ocupe un papel preponderante en la Era de la Información en la que estamos entrando.
Una reflexión que ha de partir de dos supuestos básicos. Por un lado, la constatación de lo que han significado para nuestra tierra los 20 años de autonomía que estamos celebrando en estas fechas. En estas últimas dos décadas Andalucía ha dado un salto de gigante; se ha quebrado el sino histórico que nos empujaba al subdesarrollo.
Hoy, veinte años después de la aprobación del Estatuto, pese a la existencia de determinados problemas que no vamos a dejar de reconocer como tales, Andalucía encara el futuro con optimismo, con esperanza y con garantías, fruto de un trabajo bien hecho por el conjunto de los andaluces. Sólo desde la ignorancia de la realidad o desde la mala fe más recalcitrante se puede desconocer que estos años han supuesto la recuperación de nuestra identidad, la construcción y consolidación de la comunidad autónoma, con un desarrollo económico y un progreso social consolidado.
Pero, por otro lado, se trata de saber ver que Andalucía se encuentra en el inicio de una nueva etapa histórica caracterizada por un profundo cambio económico y social, impulsado por la irrupción de la revolución tecnológica y comunicacional, por el creciente proceso de globalización financiera y económica, que afecta a escala planetaria a todos los ámbitos de la vida.
Los signos de agotamiento de la economía industrial, la puesta en cuestión del modelo de Estado-nación, el replanteamiento de la sociedad del bienestar, además de la llegada del euro, las incertidumbres que generan la ampliación de la Unión Europea y los efectos de los atentados del 11 de septiembre, aconsejan que se analicen con visión de futuro y liderazgo político los nuevos retos de la nueva sociedad, para poder programar medidas que nos permitan adelantarnos al futuro y poder diseñarlo sin improvisaciones.
En definitiva, sobre la base de un diagnóstico certero de lo que está pasando en el mundo y en Europa y cómo repercute sobre nuestra tierra, se trata de ser capaces de analizar con precisión las ventajas e inconvenientes de Andalucía para ser protagonista de estos cambios y cómo encontrar un camino seguro que nos lleve a ser competitivos en la nueva sociedad, a consolidar las alternativas que construyamos, para poder estar en los próximos 20 años entre las 20 regiones más avanzadas de Europa.
La cuestión de los nuevos derechos de la ciudadanía, los problemas medioambientales, los retos de la educación y la investigación, el papel de la mujer, la evolución demográfica y las migraciones, la articulación del territorio, la identidad cultural, la seguridad ante las nuevas incertidumbres, etcétera, exigen de una reflexión profunda y de respuestas estratégicas que nos asienten en la sociedad de la información, donde la materia prima básica es el conocimiento.
En la pasada legislatura, el Foro Nuevo Siglo hizo una aportación valiosísima en esta dirección. Muchas de las propuestas de este foro están ya incorporadas a la acción del Gobierno andaluz. En todo caso la aportación de pensamiento de Nuevo Siglo constituye una base de gran interés en esta línea de reflexión.
Se trata, pues, de gobernar adecuada y responsablemente el presente y, al mismo tiempo, de imaginar el futuro, con la participación de todos.
Desde el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía se han tomado una serie de medidas para impulsar este debate y garantizar la máxima participación de los ciudadanos y la mayor eficacia de las actividades que al efecto se realicen.
Queremos convocar a los andaluces a un debate sereno, en el sentido que se plantea sin las urgencias de la política diaria, sin el condicionante de un plazo fijo exterior al debate mismo, a un debate amplio, participativo y descentralizado, en el que queremos que participe el mayor número posible de andaluces, que contribuya a fortalecer el compromiso de la ciudadanía con Andalucía y que refuerce la cohesión de nuestra tierra.
Un debate cívico y político, que contribuya a hacer más cercana y más útil la política a los ciudadanos. Un debate que queremos que se extienda fuera de Andalucía, y que quiere implicar a intelectuales y pensadores de Europa, del Mediterráneo, en sus riberas Norte y Sur, a los emigrantes andaluces fuera de nuestra tierra y también a los inmigrantes que conviven con nosotros. Un debate moderno en su concepción, que va a hacer de las nuevas tecnologías no sólo un objetivo, sino el mejor instrumento para la discusión y el intercambio del conocimiento. Un debate ambicioso, pero riguroso, eficaz y pragmático, que huye tanto de la demagogia como del academicismo y que lo que busca son soluciones prácticas para nuestra tierra.
Nos dirigimos, por tanto, a todos los interesados en el progreso de Andalucía, se ubiquen donde se ubiquen en el campo ideológico. Y, en este sentido, desde el Gobierno andaluz queremos hacer un llamamiento específicamente dirigido al Partido Popular.
La derecha andaluza, que tiene sobre sí la inmensa responsabilidad del atraso histórico que constituyó una de las características principales de Andalucía hasta hace bien poco, tiene ahora una oportunidad de contribuir al progreso de nuestra tierra. De hacer, por fin, algo positivo por Andalucía. Hace 20 años, cuando los andaluces empezamos a construir nuestra autonomía, por miopía, por cerrazón, por sectarismo, la derecha dejó pasar la oportunidad y hoy todavía sigue pagándolo.
Confiamos en que esta vez no ocurra lo mismo, porque de nuevo el pueblo andaluz se lo haría pagar bien caro.
Posdata para conocedores de tercera mano de Don Miguel de Unamuno. La ignorancia es la madre del atrevimiento. En diciembre de 1936 falleció desolado Don Miguel, unos días después de haber estado presente, como rector de la Universidad de Salamanca, en un acto que clausuró el general Millán Astray al grito de 'Viva la muerte, abajo la inteligencia'. Que algunos epígonos de la derecha quieran burlarse de una propuesta de modernización y de progreso para Andalucía no me sorprende porque ha sido, históricamente, su tónica habitual. Que los herederos intelectuales de Millán Astray se atrevan a citar a Unamuno confirma que el cinismo de nuestra derecha no tiene límites.
Gaspar Zarrías Arévalo es consejero de la Presidencia.
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