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Aparece un segundo foco de peste porcina en Osona mientras se investigan otras explotaciones

Inmovilizadas cinco granjas en Valencia y Castellón que han tenido contactos con Cataluña

La peste porcina clásica ha empezado a propagarse con rapidez en Osona, la segunda comarca catalana -tras Segrià- en ganado porcino, con 918.000 cabezas. Después del foco descubierto el miércoles en la granja de la Caseta d'en Grau, en Calldetenes, la Generalitat confirmó ayer la existencia de otro foco en la granja Mas Raurell, en la localidad de Folgueroles, aunque a expensas de la confirmación oficial por el laboratorio de Valdeolmos de Madrid. Al mismo tiempo, se investigan otras dos explotaciones que podrían haber resultado contagiadas por el brote.

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En la granja Mas Raurell hay 4.700 animales. 'Muchos, demasiados': así contestó el responsable de la explotación cuando se le preguntó qué cantidad de animales tenía su granja. Hasta la fecha se han sacrificado 3.000 animales en Osona. La fosa para enterrar los cerdos sacrificados se había empezado a cavar a primera hora de la tarde, aún sin conocer la confirmación oficial del brote por parte del laboratorio especializado de Madrid.

'Es muy fuerte. Resignación'. Estas palabras expresan el sentimiento que reinaba ayer entre algunos de los afectados por el nuevo brote de peste porcina clásica detectado en Osona. Junto a las granjas, la mayoría declinaba hacer comentarios, pero en sus caras estaba escrita la preocupación.

Las mismas caras de preocupación mostraban los propietarios de la explotación La Parruca, en Calldetenes, situada a unos 200 metros de la granja la Caseta d'en Grau, donde el jueves se confirmó la existencia del brote de peste. Ayer se sospechaba que había dos nuevos focos: la explotación La Parruca y otra granja, también de Calldetenes, muy próxima al primer foco de peste.

Varios técnicos de Medio Ambiente acababan de extraer sangre a los animales para hacer los análisis pertinentes. No quisieron hacer declaraciones y afirmaron: 'Bastantes problemas se nos avecinan'. Pese a la confirmación oficial de la existencia de la peste porcina, ayer por la mañana se podía circular tranquilamente por los caminos que llevan hasta estas explotaciones.

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Unos conos prohibían la entrada en coche a la granja la Caseta d'en Grau. A la salida había una balsa con desinfectante para limpiarse las suelas de los zapatos. Una señal de stop en el límite de la granja La Parruca indicaba que algo pasaba. Debajo, un cartel donde se leía: 'Zona de seguridad. No pasar. Recinto desinfectado'. En tres horas, los informadores se cruzaron dos veces con una patrulla de los Mossos d'Esquadra.

El presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), Pedro Barato, acusó a la Generalitat de 'dejación de funciones' ante los nuevos casos de peste porcina. Barato aseguró en declaraciones a Onda Cero: 'Han fallado los controles sanitarios de la Generalitat' y apostilló que 'las cosas no se pueden hacer tan a la ligera'.

El sector ha pedido a la Generalitat que reduzca el sacrificio total de las cabezas de ganado a un radio de 500 metros del foco en vez del kilómetro preceptivo. Propone que se puedan salvar las madres reproductoras de las explotaciones situadas entre 500 y 1.000 metros. Asimismo pide que se vacune a todos los animales que estén a un kilómetro a la redonda mientras no se hace efectivo su sacrificio, con el fin de reducir el riesgo de difusión de la epidemia.

Consecuencias devastadoras

Entre las medidas adoptadas también se prevé la imovilización del ganado porcino durante 30 días en un radio de tres kilómetros alrededor del foco y durante 15 días en 10 kilómetros a la redonda de la explotación afectada.

El impacto económico de la peste podría ser elevado. Un 10% de la población activa de la comarca de Osona, lo que equivale a unos 5.000 puestos de trabajo, depende directa o indirectamente del sector porcino. Las principales empresas del sector facturaron en 1999 más de 150.000 millones de pesetas. Este no es el primer brote de peste porcina en la zona. El último, a finales de 1982, tuvo unas consecuencias devastadoras para el sector, que tardó entre cuatro y cinco años en recuperarse.

Fuera de Cataluña se han empezado a tomar medidas. La Consejería de Agricultura de la Comunidad Valenciana inmovilizó ayer preventivamente cinco granjas de cerdos, dos en la Vall d'Alba (Castellón) y tres en Valencia. La medida se tomó, según fuentes del sector, tras comprobar que las explotaciones habían comprado cerdos en la comarca de Osona. Agricultura analizará las muestras de sangre de los cerdos, que en principio no presentaban síntomas. El sector confía en que las pruebas descarten la peste, ya que la entrada de la enfermedad motivó entre julio y agosto de este año el sacrificio de 59.892 cerdos, informa Miguel Ángel Campos.

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