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Berlusconi se enfrenta a los jueces y acelera la reforma de la magistratura

El primer ministro de Italia sacrifica a su primer alto cargo

La dimisión, el martes pasado, del subsecretario de Interior del Gobierno italiano, Carlo Taormina, forzada por la coalición de izquierda El Olivo, indignado con sus declaraciones agresivas contra la judicatura, ha reabierto, en vez de cerrarla, la durísima polémica que enfrenta al Ejecutivo de Silvio Berlusconi con la magistratura.

El Olivo interpreta la caída del subsecretario como una victoria. No obstante, muchos observadores de la izquierda ven en el sacrificio del alfil de Berlusconi una concesión obligada para dar el jaque mate definitivo a la magistratura roja. Berlusconi confirmó ayer esta sospecha al anunciar una aceleración en la reforma de la justicia que incluirá la separación de las carreras de juez y fiscal. Por su parte, la cúpula de la asociación de los magistrados italianos dimitió en bloque en respuesta al 'juicio sumarísimo' contra los jueces hecho el martes por el ministro de Justicia, Roberto Castelli.

El caso Taormina se cierra en falso. El castigo al subsecretario, un abogado penalista de 60 años, que defendió a numerosos inculpados de Tangentopoli (escándalo de corrupción político-financiera de los años noventa), no dará paso a una revisión de la política del Gobierno hacia los jueces. Según el ex secretario del Partido Comunista de Italia, Achille Occhetto, que dirigió la primera transición del partido hacia la socialdemocracia, 'está claro que Taormina se ha comportado como un terrorista kamikaze' que se sacrifica en aras de la causa. La causa no es otra que la reducción del poder de los magistrados, y en especial del grupo de Milán que llevó adelante la gigantesca purga de Tangentopoli.

Berlusconi no les ha perdonado las decenas de causas judiciales que jalonan su biografía empresarial, los centenares de registros en las oficinas de su grupo financiero Fininvest y, sobre todo, el golpe de efecto que supuso la filtración a la prensa de la apertura de una investigación por corrupción a la Guardia de Finanza cuando presidía en Nápoles, en 1994, una cumbre de Naciones Unidas contra la delincuencia internacional. 'Es oportuno que haya un verdadero Estado de Derecho', dijo ayer Berlusconi, 'por eso aceleraremos la reforma de la justicia'.

Las críticas cosechadas en Europa por leyes polémicas como la que modifica las rogatorias internacionales, o por la insistencia italiana de excluir de la orden de detención común, que prevé la entrega automática de un perseguido de un país a otro, algunos delitos como los financieros no han hecho mella en la opinión pública del país. Al contrario, los portavoces de El Olivo renunciaron ayer a pedir la dimisión del ministro de Justicia, Castelli, que lanzó el martes una nueva andanada contra los magistrados que 'quieren utilizar su poder para cambiar el resultado de las urnas', conscientes de que la opinión pública no les sigue.

Ofensiva de la oposición

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La moción presentada por el senador del partido de los Demócratas de Izquierda (DS) Massimo Bruti se limita a lamentar el tono utilizado por Castelli, y a recordar los logros obtenidos por los Gobiernos de El Olivo en materia de reforma judicial. Los senadores de centro-izquierda pidieron también al Ejecutivo de Berlusconi que salvaguarde la independencia de la magistratura y presentaron un proyecto de reforma del Consejo del Poder Judicial, alternativo al presentado hace días por el Ejecutivo.

Berlusconi está decidido a acabar con la 'magistratura politizada', a la que culpa de haber desatado una guerra civil en Italia en los años noventa. Por desmesuradas que parezcan las acusaciones de Il Cavaliere, cuya popularidad en Europa es muy limitada, la mayoría de los italianos están con él. Las recientes elecciones municipales y provinciales de Sicilia, que han otorgado una victoria aplastante a la coalición de Il Cavaliere en Palermo, Catania, y otras importantes plazas de la isla, lo han confirmado.

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