El universo en papel
Josep Maria Trigo 'socializa' en dos libros su conocimiento como astrofísico
En Castellón existe un espacio, en teoría, destinado a la divulgación científica. Es el Planetari. En el planetario trabaja un astrofísico empeñado en transmitir a la sociedad, al menos, parte de sus conocimientos. El astrofísico, Josep Maria Trigo, ha publicado dos libros, Nosotros en el universo y El origen del sistema solar y éste último está prologado por Joan Oró, un bioquímico, profesor emérito de la universidad de Houston, ciudad en la que precisamente la agencia espacial estadounidense, NASA, tiene una base desde la que parten naves al espacio. Un espacio con, aproximadamente, 300.000 millones de estrellas. Ambos textos fueron escritos y publicados por primera vez en catalán, por Enciclopèdia Catalana, ya que su autor consideraba que también debía hacer algo por la 'causa'. Ahora, han sido traducidos por la Editorial Complutense.
Josep Maria Trigo, de 31 años, es lo que, en su ámbito, se considera un científico joven. Pero la presentación de sus libros en Castellón contó con la participación del catedrático de Ciencia Contemporánea de la Jaume I y Premio Príncipe de Asturias, Federico García Moliner. Es decir, cuenta, en principio, con unos 'padrinos' que casi obligan a prestarle atención, aunque el número de publicaciones tanto en revistas científicas como divulgativas no los hagan necesarios.
Se trata de un astrofísico con una fuerte vocación por dar a conocer la ciencia, hecho que destacan quienes le conocen ya que, pese a tener la capacidad de publicar en prestigiosas revistas internacionales, no ceja en su empeño por 'acercar' su conocimiento a todo tipo de público, o 'socializar' la ciencia, tal como se dice ahora. O quizá es que no puede entender cómo algo que despierta tanta pasión en él, hasta el punto de delimitar su forma de vida, pueda no despertar la curiosidad de todo el mundo. Su 'afición' empezó a los 16-17 años, cuando también se acercó a las primeras publicaciones, como El Temps o Papers, donde se podían leer sus reportajes. A los 21 llegó al Planetari y comenzó su relación con los profanos.
Las visitas guiadas y un recorrido por los interrogantes que formulan los asistentes al planetario de Castellón en sus instalaciones han sido la base de Nosotros en el Universo, bajo un punto de vista en cierta medida novedoso, pese a su racionalidad. 'Para ser conscientes de que el mundo necesita protección debemos ser conscientes de cómo se ha formado', asegura. 'Y conocerlo con el máximo detalle es algo que sólo puede aportar la astronomía', añade. Su trabajo en el planetario no sólo le ha permitido saber qué es lo que al público más interesa sino también fijar el límite de hasta dónde interesa o se puede explicar. Así, hace entendible la formación del sistema solar y la tierra, la formación de los agujeros negros y el origen de la vida en este planeta y su evolución hasta la llegada del hombre, 'una materia estelar consciente y capaz de pensar en sus orígenes'.
El segundo libro trata específicamente del sistema solar, más en profundidad, pero con el mismo lenguaje y exposición 'coloquial' que permite su comprensión al más bisoño. El origen de los elementos químicos esenciales, las supernovas, los cometas, los bólidos, la posibilidad de vida en otros planetas son algunos de los temas que trata y que han sido considerados como una tarea 'detectivesca' en la búsqueda de datos para enlazar teorías que forman una visión acertada del nacimiento y evolución del sistema planetario.
Trigo se ha especializado en asteroides, cometas o meteoritos y trabaja en la red de investigación sobre bólidos y meteoritos, de la que forman parte varias universidades. Esta red incluye un aspecto innovador en la investigación sobre estos elementos ya que se 'ayuda' de las aportaciones de los aficionados que ofrecen fotografías y datos. Es una manera de innovar por necesidad y esto, la precariedad de los investigadores, es precisamente una de las cosas a las que el astrofísico se refiere como obstáculo a la 'pasión' por la ciencia de muchos que se quedan en nada. Aún así, destaca que su situación no es de las peores aunque admite que, en cualquier momento, podría dejar el planetario, Castellón, la Comunidad Valenciana o, incluso, España, para acercarse al universo.
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