_
_
_
_
Reportaje:

Ellas también pescarán en L'Albufera

La Comunidad de Pescadores acordó anoche admitir a las cinco mujeres que llevan siete años pleiteando por ello

Las Reales Ordenanzas, Privilegios y Regalías que Jaume I otorgó a El Palmar para explotar L'Albufera han sido, más allá de documento histórico, razón y motivo para defender que Teresa Jardí, Elena Marco, Vicenta Dací, Teresa Bru y Felicidad Dací no fueran admitidas en la Comunidad de Pescadores después de solicitarlo en 1994. Un acta del 15 agosto de 1852 es la acreditación en la que consta la prohibición expresa del ingreso de una mujer, María, que quería salir a pescar para sustentar a una familia en serias dificultades. Anoche, después de una retahila de sentencias a favor de las mujeres, después de reprobar una discriminación por razón de sexo, tras llegar incluso a una amenaza ya casi inmediata de ingreso en prisión por desobediencia, la Asamblea General de la Comunidad de Pescadores de El Palmar acordó admitirlas.

Cual conquista del sufragio por parte de la mujer, un derecho fundamental reconocido por la Constitución se ha resistido a imperar en la Comunidad de Pescadores casi un cuarto de siglo. Pero el peso de la ley y el abismo de la sinrazón han logrado doblegar empeños caducos. Los más progresistas de la propia Comunidad de Pescadores, aquellos que en voz baja reconocían estar de acuerdo con la admisión de las cinco demandantes para evitar un conflicto social que ahora tiene difícil enmienda, se han salido con la suya. La junta directiva que fuera condenada por la vía penal por desobediencia no irá a la cárcel si se hace efectiva la inscripción en las actas de cinco nombres de mujer que así lo han reclamado pagando el precio de la palabra retirada, la amistad perdida, hijos ignorados o insultos sin respuesta. Anoche, la comunidad de Pescadores de El Palmar hizo historia y acabó con un episodio que nunca debió escribirse.

'Ojalá, ojalá, ojalá sea cierto. Ojalá todo se acabe ya. No quiero que vayan a la cárcel, no quiero que esto siga. Ojalá sea verdad que nos admiten', decía anoche Teresa Jardí.

Teresa, como las otras cuatro demandantes y la portavoz del grupo, Carmen Serrano, han sido un bando en una guerra en una población de 900 habitantes, la mayoría familia. No quisieron rendirse y guardan en la memoria escenas de difícil olvido. 'Cuando este año mi hija fue preseleccionada como fallera, en la plaza del pueblo, sólo diez personas me dieron la enhorabuena. Lo tengo ahí. No es fácil que lo borre', explicó. Sólo el tiempo anestesiará, en ambas partes del conflicto, las heridas del enfrentamiento. 'Haremos todo lo posible para contribuir a la normalidad, para olvidar muchas cosas', dijo Luis Miguel Romero, abogado de las mujeres, al conocer la noticia.

Carmen Serrano respondió con un silencio inicial a la noticia de la admisión. 'No sé qué decir. Quiero creer que es cierto. No salto a la pata coja porque tienen que verlo mis ojos. Espero que no olviden que la sentencia dice más cosas, que los estatutos se deben cambiar, que las normas deben adaptarse, que hay expulsados por defendernos y otras muchas mujeres que también quieren entrar. Pero me alegro. Nunca he querido que fueran a la cárcel y pienso que la razón ha triunfado si de verdad nos admiten'.

El conflicto de El Palmar no ha sido sólo un inmovilismo de partes por intereses encontrados. Llegar a los tribunales fracturó la vida cotidiana. Los rencores y venganzas han alterado la convivencia. Y eso no se arregla con sentencias. El lenguaje de los afectos no se comunica en argot jurídico. Por eso el propio Rafael Blasco, consejero de Bienestar Social elegido por el Consell para mediar en el conflicto junto a la Alcaldesa Rita Barberá y que ya puso como condición para sentarse a la mesa con unos y otras el cumplimiento de la sentencia, habla de 'trabajar sobre la convivencia, activar mecanismos que favorezcan el entendimiento, la comunicación y superen el pasado reciente'. 'Necesitaremos, unos y otros, psicólogos para olvidar', dijo una de las mujeres afectadas. 'Hubiera querido que los pescadores nos hubieran admitido por propio convencimiento, no por la amenaza de la cárcel', dijo Carmen Serrano, 'pero ésta es una buena noticia, la mejor, si es cierta, para trabajar juntos por vivir en paz'.

Las cinco mujeres demandantes en el lago de L'Albufera.
Las cinco mujeres demandantes en el lago de L'Albufera.TANIA CASTRO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_