Fundaciones políticas
Tras tres años de esfuerzo, cinco fundaciones del PP han firmado un protocolo de fusión para concentrar su búsqueda ideológica. Aunque aún falta crear su patronato y nombrar un secretario general, es un paso positivo. En Alemania, los grandes partidos tienen fundaciones que han servido en el pasado no sólo para generar propuestas y programas, sino también para apoyar el nacimiento o desarrollo de partidos de la misma familia en otros países en camino a la democracia, como hicieron durante la transición democrática española. La FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales) tiene un papel que cumplir en este terreno, sobre todo en América Latina, y por ello es significativo que una de sus subdivisiones sea el Instituto Popular Iberoamericano. Fuera de esta fusión queda Humanismo y Democracia, la más democristiana de las del PP, que se convertirá en ONG.
Más allá de buscarle un lugar cómodo a José María Aznar para cuando deje el Gobierno, es una novedad que la derecha española se ponga a buscar 'buena teoría', si bien, mayoritariamente con dinero público. Resulta un viaje de ego desmesurado, sin embargo, como ha dicho el presidente del PP, que el objetivo de la FAES sea evitar que el paso por el poder de este partido se quede en un 'destello que alumbre mucho, pero que se extinga enseguida'.
El PSOE va más retrasado a este respecto. Sin embargo, para generar ideas y programas no son necesarias fundaciones mastodónticas. A menudo, como se ha demostrado en el Reino Unido, pequeños centros de pensamiento han resultado muy creativos, tanto a la hora de elaborar lo que fue el thacherismo como el ideario y las políticas de Blair. Para impulsar este dinamismo se requiere que la próxima nueva Ley de Fundaciones no sólo regule las fundaciones políticas, sino que potencie la sociedad civil en vez de obsesionarse con evitar la evasión fiscal. Este país tiene una notable carencia en filantropía y centros de reflexión.
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