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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Original y única'

En escultura todavía no se tiene un criterio tan claro como en pintura para distinguir lo que es un original, único, y una copia o réplica. Nunca se colgaría, por ejemplo, una copia de Sorolla en una exposición haciéndola pasar por un original, y si se hiciera sería motivo de escándalo. Pero es bastante frecuente que se expongan esculturas en bronce fundidas con posterioridad a la muerte de un artista y pasen por obras originales, sin ni siquiera llamar la atención de la crítica especializada.

Cuando un escultor elige para fundir sus bronces la técnica a la 'cera perdida', controla y retoca cada uno de los pasos del complejo proceso: el modelo en barro, su vaciado en yeso, en cera, y finalmente en bronce, para matizarlo, por último, con la pátina elegida, lo que hace que no haya dos fundiciones en bronce suyas iguales de una misma escultura, convirtiéndose todas en piezas originales y únicas. Ésta era la técnica habitual entre los artistas que modelaban sus figuras.

En la sala de la Fundación Mapfre de Madrid, en la actual exposición Un nuevo ideal figurativo. Escultura en España, 1900-1936, se muestran obras de la generación de escultores figurativos que sucedió a los entonces ya consagrados Benlliure, Blay y Querol, entre los que figuran Julio Antonio y Victorio Macho. De ellos se exponen varias obras fundidas con posterioridad a su muerte y que, por tanto, no son originales.

El Boceto del monumento a Juan Sebastián Elcano en Guetaria, de Macho, es una fundición de Capa a partir de un ejemplar cedido por el vaciador Alonso Clemente. De Julio Antonio, los bustos de María la gitana y la Minera de Puertollano fueron fundidos en 1969 por R. Vilá de Valls (Tarragona) a partir de los yesos donados por su sobrina al Museo de Arte Moderno de Tarragona. Paradójicamente, los bronces originales de estos mismos bustos pueden verse estos días en una monográfica del escultor en el Reina Sofía.

Lo grave de la situación es que va más allá de las exposiciones temporales, pues museos estatales exponen en sus salas copias en bronce recientes, de dudosa calidad, que ponen en entredicho el prestigio de sus autores.

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