Pujol pide a los empresarios que no pacten con Aznar
Los patronos reiteran que Cataluña pierde peso
Los nacionalismos catalán y español dirimen sus diferencias sobre la arena económica. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, defendió ayer su papel de mediador político ante los sectores económicos pidiendo a los empresarios que 'no pacten' con la idea de José María Aznar de relegar a Cataluña a un segundo plano. Pujol respondía raudo a la ofensiva del presidente del Gobierno, que tendió la mano a un grupo representativo de empresarios catalanes durante una cena celebrada el pasado lunes por la noche en el IESE.
El presidente se mostró seguro y desvió la atención hacia temas de la UE
Aznar y Pujol utilizan argumentos económicos para dirimir hegemonías políticas. Tras la cena con Aznar, los empresarios, decepcionados con la oferta del presidente del Gobierno, encajaron ayer resignados la reacción del presidente de la Generalitat. Jordi Pujol les pidió que 'no pacten' con la idea que predica José María Aznar de dejar a Cataluña en un papel secundario. Pujol aseguró que el PP persiste en un concepto de España que destina a Cataluña un papel de 'monaguillo' y de 'periferia que ayuda al centro'.
En declaraciones a Antena 3-TV, Pujol se refirió de esta forma a la cena que Aznar mantuvo en la noche del lunes con empresarios catalanes en la escuela de negocios IESE, a la que asistieron, entre otros, los presidentes de Fira de Barcelona, Jaume Tomás; del Círculo de Economía, Salvador Gabarró; del Banco de Sabadell, Josep Oliu, y de Gas Natural, Antoni Brufau.
Los empresarios sostienen que las bases que sustentan el deseo de colaboración del Gobierno chocan con la realidad del poder de decisión de la economía catalana, que, a criterio de algunos, empieza a parecerse a un erial: 'Los organismos reguladores tienen su sede en Madrid, Endesa subsume a Fecsa en una filial de distribución, y Barcelona no tiene aeropuerto internacional', señalan medios que conocieron los argumentos expuestos por Aznar en la citada cena.
En la cena con empresarios y académicos, Aznar no abordó el documento del Círculo de Economía sobre el modelo centralista del desarrollo español. Aunque el espíritu del documento sobrevoló una parte de las intervenciones de la velada, el presidente no respondió de manera pormenorizada a las críticas que había vertido del foro econonómico.
La cena empezó pasadas las diez de la noche en vez de a las nueve, hora a la que había sido convocada, porque el presidente se demoró casi una hora, según algunas de las personas que acompañan habitualmente al séquito de La Moncloa en los actos que se celebran en Barcelona.
'¿Si no quería hablar del documento del Círculo, entonces, por qué invitó específicamente al presidente de esta entidad, Salvador Gabarró?', se preguntaba un empresario conocedor de las intervenciones que tuvieron lugar en la reunión. Ante los comensales de la cena del lunes, el presidente mostró en todo momento que se siente muy seguro de su modelo y desvió la atención hacia temas relacionados con la UE.
Aznar recordó que el próximo enero empieza la presidencia española y que en marzo de 2002 está prevista la celebración en Barcelona de una cumbre de contenido básicamente económico en la que se quiere impulsar la estrategia que los Quince pusieron en marcha en Lisboa, hace año y medio, para capacitar a Europa a la hora de tomar el relevo de Estados Unidos en el papel de motor económico. Aznar explicó que el Gobierno español quiere acelerar la creación del mercado único de la energía con la apertura total de los mercados de la electricidad y del gas.
Sobre el tema que preocupa a los empresarios, Aznar rechazó la idea de que una de las causas de que Cataluña esté perdiendo peso se deba a la caída de las inversiones públicas del Gobierno central. Argumentó que si se incluyen los recursos destinados al AVE, las cuentas 'son más favorables a Cataluña que a Madrid'. Este aspecto fue difundido al día siguiente por el presidente de Pimec-Sefes, Josep González, invitado a una cena a la que faltó Fomento del Trabajo, la gran patronal, cuya representación resulta indiscutible frente al peso regional de la primera.
Pimec-Sefes, una organización empresarial con imagen de marca nacionalista y democristiana -su anterior presidente Agustí Contijoc es afín a Unió Democràtica-, fue el primer destinatario de la oferta electoral de Aznar de suprimir el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), lanzada en marzo de 2000.
En resumen, mientras Josep González recordaba la bondad económica de la alta velocidad, el mismo Pujol, en las declaraciones en Antena 3, calificaba de falsa la acusación, atribuida al documento del Círculo, de que el Gobierno central no invierte en Cataluña. El presidente del Ejecutivo catalán aclaró entonces que el mérito de algunas de las inversiones del Estado en Cataluña deben atribuirse a la 'presión' de CiU. Después, Pujol suavizó su respuesta en contra de Aznar explicando su disposición a continuar buscando 'puntos en común' con el PP.
Por su parte, el alcalde de Barcelona, Joan Clos,volvió a terciar ayer en la polémica sobre el modelo económico español, explicando en una conferencia en el Colegio de Aparejadores que el área metropolitana de Barcelona 'tiene un déficit de 1,5 billones de inversión en infraestructuras por parte del Estado y de un billón por parte de la Generalitat'.
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