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Balza estudiará con los sindicatos de la Ertzaintza mejoras en la seguridad

El consejero proclama que ETA no logrará que la policía vasca 'se refugie en las comisarías'

El consejero de Interior del Gobierno vasco, Javier Balza, ha comunicado a los sindicatos de la Ertzaintza su disposición a reunirse con ellos mañana mismo para estudiar medidas de seguridad para los agentes que mejoren 'las ya existentes'. Las cuatro principales centrales de la policía vasca (Erne, ELA, CC OO y UGT) intentarán hoy definir una postura unitaria para su reunión con los responsables del departamento. Los sindicatos e Interior coinciden, aunque con diferentes acentos, en que la ofensiva de ETA contra la Ertzaintza obliga a revisar algunos servicios policiales y aumentar la autoprotección.

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Sin embargo, Balza subrayó ayer en Mungia, al término del funeral por la ertzaina Ana Isabel Arostegi, asesinada junto a su compañero Javier Mijangos el viernes, que la fundamental razón de ser de la Ertzaintza es asegurar la libertad de los ciudadanos, por lo que tienen que seguir en las calles de Euskadi, eso sí, 'con todas las garantías'. 'La acción de unos asesinos no va a hacer que [los ertzainas] se refugien en las comisarías, sino que van a estar, con todas las garantías, en la calle, defendiendo a los demás ciudadanos, porque ésa es su razón de ser', recalcó. Con esta declaración, Balza quiso contener la inclinación manifestada por representantes sindicales de la Ertzainza a reducir algunos servicios policiales.

Los 7.300 ertzainas, que ayer enterraron a sus compañeros Arostegi y Mijangos, tienen que ocuparse ahora de una doble tarea: proteger a los ciudadanos sabiendo que al mismo tiempo deben protegerse ellos mismos de una organización terrorista que los ha situado a todos definitivamente en la diana: desde la cúpula de mando al más humilde patrullero.

La reunión de las centrales sindicales de la Ertzaintza se celebrará en la sede de Bilbao del sindicato mayoritario, Erne. Más allá de diferencias ideológicas o sindicales, los dos atentados de esta semana -la bomba trampa del miércoles en Bilbao que hirió a dos patrulleros y el doble asesinato de Beasain- han situado al colectivo ante la cruda realidad de que ya no hay 'objetivos selectivos', sino que cualquiera de sus miembros puede ser objetivo de los terroristas. Por ello, hoy van a debatir las medidas que propondrán al Departamento de Interior cuando se reúna el Consejo Vasco de Policía, el órgano de relación de los representantes sindicales de la Ertzaintza y los responsables de Interior.

Críticas por desprotección

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Balza se ofreció a reunirse con los sindicatos cuando quieran, mañana si es posible, para abordar nuevas medidas de seguridad y mejorar las que ya se aplican, según dijo, 'desde hace muchos meses'. De esta forma conciliadora respondía el consejero a la crítica sindical sobre la desprotección de los agentes desde que en marzo se confirmó la ofensiva de ETA con el asesinato del ertzaina Iñaki Totorika.

Balza ha podido palpar directamente estos días el estado de ánimo de la policía vasca. Toda la noche del viernes al sábado la pasó en la comisaría de Beasain, con los compañeros de los agentes asesinados. El sábado por la mañana, según fuentes de Interior, se puso en contacto con los dirigentes de los sindicatos Erne y UGT, a los que estaban afiliados Ana Isabel Arostegi y Javier Mijangos, respectivamente, y se ofreció a estudiar conjuntamente las nuevas necesidades de autoprotección. No consiguió, sin embargo, que los sindicalistas aceptaran llevar la pancarta en la manifestación de Beasain. La conmoción del atentado, y los enfrentamientos y la desconfianza política generada durante la etapa del Pacto de Lizarra con el titular de Interior y su equipo pesó decisivamente en su negativa.

Los sindicatos consideran que la ofensiva declarada de ETA obliga a replantear algunas pautas de actuación policial que se seguían hasta ahora y, según propugnan algunos portavoces, a revisar e incluso suspender determinados servicios. Por ejemplo, el control del tráfico en zonas urbanas, que era la labor que desempeñaban en Beasain los dos agentes asesinados. Asimismo consideran imprescindible que se responda de forma inmediata a su vieja petición de suministrar a los agentes de protección ciudadana chalecos antibala especiales que puedan llevarse bajo el uniforme y de dotar de blindaje a todos los vehículos policiales. De no ser atendidas sus reivindicaciones, los sindicatos no descartan llevar a cabo movilizaciones y actos de presión, como proponer que los ertzainas no salgan de las comisarias más que en casos de urgencia.

Balza, que hace frente al momento más delicado de los muchos que ha tenido que afrontar en su cargo, trata de evitar que la desmoralización cunda en la policía vasca, sin poder ofrecer al mismo tiempo la seguridad casi total que reclaman los sindicatos. Por eso, en estos dos días ha alternado los mensajes de firmeza, como cuando advirtió a ETA que por parte de la Ertzaintza 'la serenidad va a ser tan absoluta como la contundencia en la respuesta', con apelaciones a la unidad 'de las fuerzas políticas y sindicales para que, con el esfuerzo común', se pueda 'superar esta situación difícil', como propugnó ayer tras el funeral de Mungia.

Un guardia civil, un <i>ertzaina</i> y un policía nacional conversaban en el funeral por Ana Arostegi, ayer en Mungia.
Un guardia civil, un ertzaina y un policía nacional conversaban en el funeral por Ana Arostegi, ayer en Mungia.TXETXU BERRUEZO

Hallan el coche intacto

La Ertzaintza localizó ayer en el barrio Loinaz de Beasain (Guipúzcoa), el coche en el que previsiblemente huyeron del lugar del atentado los asesinos de los ertzainas Ana Isabel Arostegi y Javier Mijangos. El vehículo, con matrículas dobladas, escondía en su interior un artefacto, que fue desactivado, dispuesto para estallar con temporizador y borrar así las posibles huellas de los autores del doble crimen. El coche, un Peugeot 405 robado el pasado 7 de octubre en la localidad vecina de Lazkano, levantó por la mañana las sospechas de los agentes de la comisaría del municipio, apenas día y medio después del atentado. Los policías acordonaron la zona y examinaron el vehículo, que había sido rociado con gasolina. En su interior tenía un artefacto, compuesto por un kilo de explosivo, una lata de gasolina y un temporizador. Horas después, los especialistas en desactivación de explosivos lograban neutralizar el artefacto. El vehículo fue trasladado a dependencias policiales para buscar pistas y huellas que faciliten la identificación de los activistas de la organización terrorista.

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