Un proyector para estudiar logaritmos
El instituto madrileño Marqués de Suanzes es un buen ejemplo de cómo un centro público se adapta a los nuevos tiempos
Hace cinco años, el director del instituto público madrileño Marqués de Suanzes, Carlos Romero, se propuso integrar las nuevas tecnologías es su centro. Nunca antes había encendido un ordenador. Pero eso no le frenó en su intento de situar el instituto entre los más modernos en cuanto a la aplicación de nuevas herramientas. Y parece que lo consiguió si se compara su situación a la de la mayoría de los centros públicos españoles, donde esa adaptación se está dando con cuentagotas. El 94% de los colegios está conectado a Internet, pero sólo en el 71% los alumnos pueden utilizar estos ordenadores, casi siempre en el aula de informática.
Romero justifica su aventura: 'Las nuevas tecnologías son como una droga, cuando las pruebas es imposible parar. Hay que quitarse el miedo a lo desconocido. Si no, te quedas fuera'. En estos cinco años Romero lleva escritos 12 libros sobre informática.
El Marqués de Suanzes tiene 700 alumnos y 60 profesores y está ubicado en el barrio de San Blas. Un barrio obrero donde la mayoría de los chavales abandonan enseguida el colegio para ponerse a trabajar. 'Por eso hay que motivarles para que sigan estudiando. Y qué mejor forma de hacerlo que con el ordenador', explica Romero.
Aunque el instituto no cuenta con demasiado dinero (14 millones al año), han conseguido un equipamiento informático más que aceptable: 40 ordenadores con acceso a Internet, tres escáneres y una videoconferencia que el día de las Naciones Unidas utilizaron para conectarse con una escuela de Florida (EE UU).
El aula de informática del instituto dispone de un proyector que refleja en una gran pantalla lo que el profesor explica a través de su ordenador. Un aula que, cuando no está ocupada, utiliza, por ejemplo, la profesora de Matemáticas para dar sus clases: 'No es lo mismo pintar la curva de una función en la pizarra que hacerlo en el ordenador. Es más limpio y más rápido. Lo que tardas en dibujar una en la pizarra, en el ordenador has hecho cuatro, lo que da pie a más preguntas por parte de los alumnos'.
Cuando Romero y otros profesores se dieron cuenta de la 'necesidad imperiosa' de actualizarse y de adaptarse al modelo de educación que los alumnos reclamaban, 'donde el ordenador está a la orden del día', no tuvieron más remedio que reciclarse. 'En los centros de formación del profesorado nos enseñaron a utilizar el ordenador en nuestro tiempo libre. Nadie nos obligó, pero era un ejercicio de profesionalización', cuenta Romero. La media de edad de los profesores del Marqués de Suanzes supera los 50 años y más o menos la mitad de ellos utiliza la informática en clase cuando puede. Romero, que también es profesor de Astronomía, imparte íntegramente su asignatura con ayuda de Internet. Y desde la pantalla enseña a sus alumnos los planetas, las estrellas, el sistema solar y las constelaciones. Como el centro no dispone de mucho dinero, son los mismos estudiantes los que desembalan los ordenadores en vez de llamar a un técnico para que instale los equipos. 'Así los chavales se ocupan del cableado, de las conexiones y, de alguna manera, conseguimos que se sientan más integrados en el centro', cuenta Romero.
La mayor parte del equipamiento lo han comprado con financiación de la Administración. Pero también gracias a fondos europeos que han recibido al participar en programas extranjeros de intercambio.
En uno de los pasillos hay un ordenador que recoge la información meteorológica de la zona a través de una estación digitalizada que el colegio ha instalado en el tejado. Cada vez que los chavales pasan por ese pasillo consultan en la pantalla qué temperatura hay en el exterior, qué grado de humedad hace, o si va a llover. 'El aparato no sirve para mucho, pero al menos tiene entretenidos a los chicos, que ya es bastante', reconoce el director.
Aunque las clases terminan a las 15.15 horas, el centro está abierto hasta las 21 horas para que los alumnos puedan trabajar libremente con los ordenadores. Como hace Eva, de 17 años y en 1º de bachillerato, que cuenta que tiene Internet en casa, pero prefiere venir al instituto para estudiar con sus compañeros. Y Jorge, de 16 años y también en 1º de bahillerato, que explica que 'está claro' que cuando el profesor utiliza el ordenador en clase 'agiliza bastante su charla'. A Romero le queda un último deseo por cumplir: 'Que los ordenadores estén algún día en el aula. Entonces sí que será la repanocha'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.