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El esfuerzo inversor del Consell se mantiene inalterable en el 1,3% del PIB desde 1995

La gestión del gasto público se desliza desde las consejerías a las empresas públicas

Vicente Rambla, consejero de Hacienda, defiende que el 'esfuerzo inversor' de la Generalitat y sus empresas públicas se ha duplicado en los últimos seis años en términos absolutos. A tenor de los datos recogidos en las sucesivas cuentas generales de la Generalitat, que recogen la liquidación del presupuesto ejecutado por el Consell, el esfuerzo inversor en valores absolutos ha crecido un 26% entre 1995 y 2000. Pero en relación a la economía real, el esfuerzo inversor se mantiene desde 1995 ligeramente por encima del 1,3% del PIB con un ligero descenso en 1997 y 2000.

Los presupuestos están plagados de buenas intenciones y la comparación de las previsiones de gasto en años sucesivos arroja lecturas agradecidas. Pero siempre en un entorno virtual.

La cuenta general de la Generalitat recoge la liquidación de los presupuestos una vez vencido el ejercicio y refleja las inversiones realmente ejecutadas. Es cierto que las inversiones desarrolladas por las empresas públicas mediante el recurso a la deuda no son consideradas, pero sí incluye las transferencias de capital, los fondos que destina cada consejería a las entidades públicas adscritas a sus áreas de gestión.

El análisis de las liquidaciones de los presupuestos desde 1995 hasta 2000 arroja resultados que ponen en entredicho la calidad del 'esfuerzo inversor' del Consell, un recurso muy utilizado a lo largo del debate de los presupuestos de la Generalitat en las Cortes Valencianas.

El volumen real de las inversiones del Consell, incluidas las transferencias a las empresas públicas, creció en torno a un 7% en 1996 respecto a 1995 para alcanzar los cien mil millones de pesetas.

Sufrió un severo bajón del 12% durante 1997, mediada la primera legislatura, para situarse en 88.000 millones. Y recupeeó el pulso normal en 1998, cuando la suma agregada de inversiones y transferencias de capital alcanzó 111.000 millones.

La ejecución del año 1999 supuso otro aumento del esfuerzo inversor del Consell ligeramente por encima del 7% con un valor absoluto de 119.000 millones de pesetas. Exactamente el mismo que revela la liquidación del año 2000.

La ejecución real de las inversiones desarrolladas directamente por las distintas consejerías no supera en ningún caso el 66% alcanzado en 1999. El mismo año se consumieron realmente cerca del 69% de los fondos destinados inicialmente a las empresas públicas, el mejor indicador del sexenio.

El valor absoluto de las inversiones desarrolladas por el Consell y las entidades públicas adscritas a las distintas consejerías ha crecido, por lo tanto, en torno a un 26% entre 1995 y 2000. En el mismo tiempo, el conjunto de los presupuestos de la Generalitat ha crecido por encima por del 40%.

El Producto Interior Bruto en pesetas constantes también ha crecido un 41% entre 1995 y 2000. Y la incidencia del esfuerzo inversor de la Generalitat en relación al volumen de la economía valenciana se ha mantenido en torno al 1,3%, sin tener en cuenta las inversiones ejecutadas mediante el recurso a la deuda.

Las inversiones de la Generalitat representaron el 1,35% del PIB en 1995 y alcanzaron su techo en torno al 1,38% en 1996, cuando la consigna que Eduardo Zaplana trasladó a su equipo de gobierno era algo así como 'que se note que estamos aquí'.

Pero la generosa inversión durante el primer ejercicio completo del Consell que preside Zaplana dió paso a un drástico recorte. En 1997, la inversión de la Generalitat apenas alcanzó el 1,12% del PIB. El peso de la inversión pública se estabilizó en los dos años siguientes en el 1,31% del PIB, para bajar de nuevo en 2000 al 1,22%.

Los datos disponibles hasta la fecha ponen en entredicho la posibilidad de elevar al 3% del PIB el esfuerzo inversor de la Generalitat que presume Rambla para 2002, precisamente cuando el posible frenazo del crecimiento económico lo hace más necesario que nunca, según la doctrina tradicional.

Otro dato que revela el seguimiento de la liquidación de las cuentas públicas entre 1995 y 2000 es un progresivo deslizamiento de la gestión de las inversiones desde las consejerías hacia las empresas públicas.

En 1995, la inversión ejecutada por las consejerías superaba los 63.000 millones frente a los 30.300 que gestionaron las empresas públicas. El gasto conjunto de las consejerías ha crecido ligeramente hasta alcanzar 67.600 millones en 2000. Sin embargo, la inversión gestionada por las empresas públicas se ha multiplicado en el mismo plazo hasta un tope de 54.200 millones en 1999.

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