_
_
_
_

Las mujeres toman la calle contra la violencia

Siete víctimas han muerto a manos de sus parejas en la Comunidad Valenciana este año

Decenas de mujeres se congregaron ayer en la plaza de la Virgen, en Valencia, para expresar en la calle el rechazo a la violencia de género. El burka, la prenda que los talibanes impusieron en Afganistán para ocultar el rostro de las mujeres, se convirtió en símbolo del acto. Carmen Alborch, diputada socialista en el Congreso, sintetizó la tragedia que supone 'la negación del rostro, de la palabra, del trabajo, de la risa y las canciones'. Pero el problema también late en tierras valencianas, donde siete mujeres han muerto a manos de sus parejas durante este año.

Más información
Alcohol y malos tratos

Más de 300 personas se concentraron ayer en la plaza de la Virgen de Valencia en contra de 'cualquier tipo' de violencia ejercida contra las mujeres en un acto organizado, con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, por asociaciones y colectivos como CCOO, UGT, la Plataforma per la Igualtat, Casa de la Dona, Ca Revolta, Coordinadora Marxa 2000 y Mujeres de Negro, entre otros.

El lema general de la concentración fue No a la violència cap a les dones. Pero las mujeres afganas se convirtieron en protagonistas del acto: Afganistán. No sin las mujeres, Ni burka ni bombas o Por la libertad y la paz fueron otras tantas consiganas mientras se recogían firmas para exigir el restablecimiento de los derechos de las mujeres que han vivido cinco años bajo la amenaza del régimen talibán.

La diputada socialista Carmen Alborch recordó la dimensión local del problema y pidió solidaridad hacia las mujeres que sufren malos tratos y la adopción de medidas para acabar con la violencia de género 'desde la educación, con medidas penalizadoras, con atención sanitaria porque la violencia tiene muchas caras'.

La cara más evidente, la agresión contra la pareja, se ha cobrado siete víctimas mortales en la Comunidad Valenciana durante este año. Una cifra que sólo es superada en Andalucía, que duplica la población valenciana, donde han muerte ocho mujeres a manos de sus compañeros sentimentales.

El colectivo Mujeres de Negro distribuyó un comunicado para recordar otras caras del problema: desde la violación de mujeres y niñas en todos los conflictos armados en todo el planeta hasta la explotación de las mujeres inmigrantes en nuestro país pasando por la creciente feminización de la pobreza.

Cáritas de Valencia alertó el sábado sobre la dimensión del problema de la pobreza femenina. Las mujeres atendidas en el centro de transeúntes que la organización caritativa comparte con Cruz Roja y el Ayuntamiento de Valencia ha registrado un vertiginoso crecimiento en los dos últimos años. 'Cada vez hay más toxicómanas, inmigrantes, enfermas mentales y mujeres que han huido de su casa por sufrir violencia doméstica o que se han empobrecido rápidamente por llevar solas las cargas familiares', explicó un portavoz de Cáritas.

Ayer, en la calle, una portavoz del colectivo Mujeres de Negro denunció la extensión del problema. 'La mujer es víctima de la violencia diaria, la que se ejerce desde cualquier estamento, física o psíquicamente'. 'La mujer sufre de forma acuciante su dependencia económica y es mucho más frágil ante situaciones de desempleo', añadió.

La Consejería de Bienestar Social presentó el sábado un estudio que pretende definir el perfil del agresor. El trabajo concluye que el agresor suele tener una edad de entre 31 y 40 años. El nivel académico mayoritario suele corresponder al de estudios primarios en un 70% y en menor volumen estudios medios (5%) y superiores (5%). La mayoría de los agresores identificados disfrutan de un trabajo remunerado, ya sea temporal (24%) o fijo (21,4%). El paro afecta al 15,3% de estos hombres que, en un 11,8%, no cobran subsidio de desempleo. En la mayoría de los casos, los agresores asistieron a situaciones de violencia en su entorno familiar.

El mismo trabajo revela que la mujer sólo rompe definitivamente con el agresor en un 39,6% de los casos. El infierno se prolonga en la mayoría de los casos debido a razones de dependencia económica, emocional y social.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_