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Reportaje:

Los brutales métodos de la CIA

Agentes de EE UU dirigieron en Albania la destrucción de una célula terrorista

A los detenidos se les colgaba boca abajo para que las descargas eléctricas en los genitales fueran aún más dolorosas. Se les dejaba horas en habitáculos sin ventanas y con agua estancada hasta las rodillas. A veces también se les arrastraba de los pies, boca abajo, por la habitación en la que se hacía el interrogatorio. Al lado de los policías egipcios y albaneses -expertos en torturas- había invitados que eran lo que parecían: agentes de la CIA. The Wall Street Journal ha construido el relato de una operación encubierta de la CIA en Albania y Egipto que logró acabar con una célula terrorista vinculada a Osama Bin Laden, aunque pulverizó al mismo tiempo las normas básicas del respeto a los derechos humanos.

La Yihad egipcia trataba entonces de fusionarse con la organización Al Qaeda de Bin Laden

No se sale de lo común que la CIA participe en operaciones antiterroristas en el extranjero. Tampoco es asombroso que los métodos de las fuerzas de seguridad en algunos países sean poco respetuosos con los detenidos. Sin embargo, la brutalidad de los medios empleados en esta operación planificada y presenciada por la CIA asusta más en estos tiempos en los que Bush ha firmado órdenes ejecutivas para permitir asesinatos selectivos en el extranjero o para montar tribunales militares secretos que sentencien y ejecuten sin papeles de por medio.

La investigación de los periodistas Andrew Higgins y Christopher Cooper arranca en Albania con la detención de varios presuntos miembros de la Yihad egipcia en julio de 1998, el momento en el que esta organización trataba de fusionarse con la red Al Qaeda de Osama Bin Laden. La inestabilidad política en Albania proporcionaba un escondite perfecto para terroristas de todo signo. Al mismo tiempo, la CIA había cultivado su relación con el poder en ese país desde la caída del régimen comunista, lo que proporcionaba a sus agentes un punto de mira perfecto para observar las actividades terroristas en los Balcanes.Se cruzaron tres intereses: Egipto quería juzgar en su territorio al mayor número posible de miembros de la Yihad para evitar más atentados contra turistas, la CIA quería apuntarse una victoria en su lucha contra Bin Laden y Albania era un país dispuesto a hacer lo que EE UU mandara con tal de demostrar su buena voluntad a cambio de prebendas.

Ahmed Osman Saleh fue detenido cuando descendía de un autobús frente a un parque en el centro de la capital albana. Su detención no fue precisamente un ejemplo de métodos policiales: le colocaron un capuchón de tela en la cabeza, le ataron de pies y manos con grilletes y, al más puro estilo mafioso, le metieron en el maletero de un coche. En el vehículo sólo iban policías albaneses. Los agentes de la CIA iban en el coche de detrás.

Saleh fue sometido a dos días de torturas y vejaciones en una base aérea abandonada a 50 kilómetros de Tirana. Los agentes de la CIA preguntaban y los policías albaneses hacían el trabajo sucio: le sometían a descargas eléctricas en los pezones y en el pene, le colgaban de los pies o de las manos, le arrastraban boca abajo por el suelo pedregoso o le dejaban horas en un cubículo lleno de agua cenagosa.

De allí le llevaron a El Cairo junto a otro presunto terrorista, Ahmed Ibrahim al Naggar. El avión fue fletado por la CIA. Saleh, Al Naggar y muchos otros presuntos miembros de la Yihad, detenidos en varios casos bajo la supervisión de la CIA, fueron juzgados en Egipto a comienzos de 1999. Muchos de ellos, incluido Saleh, fueron condenados a muerte y ahorcados en el patio de una prisión.

El máximo responsable de los servicios de espionaje de Albania, Fatos Klosi, reconoce que muchas de las operaciones que ha llevado a cabo a petición de la CIA son 'legalmente poco justificables'. Oficialmente, la CIA no reconoce haber participado en ninguna operación encubierta para detener y deportar a Egipto a terroristas de la Yihad. También aseguran que cualquier sugerencia sobre la participación o la aquiescencia de la CIA en operaciones con torturas 'es incorrecta'. En privado, según The Wall Street Journal, la agencia de investigación presume de esa operación como uno de sus mayores éxitos contra el terrorismo.

Ahmed Ibrahim al Naggar, a la izquierda, en una prisión egipcia antes de ser ejecutado.
Ahmed Ibrahim al Naggar, a la izquierda, en una prisión egipcia antes de ser ejecutado.AP

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