Seguridad y misiles
Bush consiguió convencer a Putin. La reunión de la Casa Blanca, seguida de dos días y medio en su rancho de Tejas, se suponía que afianzaría la amistad entre ambos. En gran parte, así fue. Bush ignoró normas antiguas y trató a Putin como un socio al que consultar. Los dividendos llegaron rápidamente y son apreciables. (...). Se acordó reducir los arsenales nucleares en dos tercios en la próxima década.
Las razones para querer esa reducción, sin embargo, son bastantes diferentes. Moscú simplemente no puede permitirse su mantenimiento. Bush quiere pasar de un armamento ofensivo a uno defensivo, la defensa nacional de misiles. (...) Estados Unidos no debería desperdiciar de manera creciente recursos cada vez más escasos en lo que es la versión del siglo XXI de la línea Maginot. Sin embargo, sí habría que gastar un poco más en ayudar a Rusia a estar al tanto de su arsenal nuclear y su desactivación.
Putin claramente quiere salir de la crónica mentalidad de la guerra fría y aliarse con Occidente. Uno de los cambios más importantes es la buena voluntad de trabajar con la OTAN en políticas comunes contra el terrorismo y la proliferación de armas. Éste representa un contraste sorprendente con las ruidosas amenazas que Rusia hizo hasta hace poco sobre la OTAN y su expansión a los países bálticos.
El objetivo de Bush debería ser hacer fuerte la cooperación rusa de manera que sus sucesores no puedan dar marcha atrás. La defensa de misiles es una ilusión. La cooperación efectiva, no.
Los Ángeles, 16 de noviembre
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