Protección contra los temporales
Respecto de los últimos temporales que han acechado a la Comunidad durante los últimos días, hay que decir que la solución a los daños materiales en las construcciones no es precisamente la de no dejar construir a una determinada línea de la costa.
No obstante hay que saber que la naturaleza no perdona. Hay que intentar de alguna forma, mediante los diferentes recursos técnicos, urbanísticos, de infraestructuras y humanos de los que disponemos, reducir o aminorar las consecuencias de los temporales, mediante construcciones sobre el nivel del mar. Y además conviene saber que si los municipios tienen buenas conducciones de aguas pluviales, bombas hidráulicas para evacuación de aguas, proyectos de costas de defensa del litoral (regeneraciones, espigones), un tanto por ciento de los efectos del temporal puede ser evitado.
En el caso de Peñíscola, si no hubiera estado el paseo y la obra de regeneración probablemente alguna de las viviendas todavía hubiera sufrido más daños que en la actualidad. Las olas de seis a ocho metros de esta semana han traspasado la línea de defensa, que estaba a 100 metros de la viviendas. Rompiendo a 100 metros todavía ha entrado el agua por lo que las consecuencias hubieran sido mucho peores si no hubiera barreras. Aunque el mar y la naturaleza es la que manda, con defensas se pueden paliar sus efectos.
Pero, sobre todo, hay que volver a la defensa que tenían nuestros antepasados. La acequia Sangonera, que antiguamente devolvía el agua del mar tras los temporales, y evitaba que los cultivos se salinizasen, se ha obstruido mediante construcciones, mal hechas. En episodios como el de esta semana es necesaria una salida al mar, natural o artificial, que haga lo mismo.
El problema de Peñíscola es que durante 30 o 40 años, desde el boom turístico, se ha construido sin pensar en las consecuencias de los grandes temporales ni en los cambios climáticos que se avecinan. Durante muchos años sí es cierto que se ha construido en muchas de las ocasiones no respetando cauces naturales como son acequias, barrancos, etcétera... hoy en día difícil sería para un municipio turístico la prohibición radical de construcción en primera línea de playa. Aunque, para la construcción, aparte de exigir una serie de calidades, las administraciones públicas junto con los departamentos técnicos pueden evitar las consecuencias de los temporales para no vivir dramas como el que hemos vivido durante estos días.
Andrés Martínez Castellá es concejal de Urbanismo y presidente del Patronato de Turismo de Peñíscola.
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