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Crítica:INFANTIL/JUVENIL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mi nombre es Fowl, Artemis Fowl

La extraordinaria acogida de los libros de Harry Potter en todo el mundo, ha abierto la carrera por su 'sucesión'. En estas fechas previas a la Navidad, dos títulos se anuncian como candidatos, avalados, al decir de sus editores, por el éxito que han tenido en sus países de origen. Se trata de Una serie de historias desafortunadas (Lumen en castellano y Columna en catalán), del norteamericano Lemony Snicket, y de Artemis Fowl (Montena Mondadori), del irlandés Eoin Colfer. De esta última, que fue la estrella de la Feria de Francfort de 2000, se dice, además, que ha sido vendida ya a 22 países, y que la productora Miramax ha adquirido los derechos para llevarla al cine. Su autor, un maestro de escuela, ha recibido el adelanto más caro pagado nunca a un autor novel y ya ha tenido que encerrarse a escribir rápidamente la segunda y tercera entregas de lo que será la trilogía de Artemis Fowl. Tal vez Fowl llegue a suceder a Potter como fenómeno de ventas y popularidad, aunque es probable que nunca llegue a sustituir al bueno de Harry en el corazón de los lectores encandilados por sus entretenidas peripecias, sin duda convencionales, pero muy eficazmente planteadas por J. K. Rowling. Al menos los lectores más jóvenes tendrán dificultades para superar unos primeros capítulos, un tanto confusos y deshilachados, que impiden la rápida comprensión de las claves de una historia compleja -un chico de 12 años que busca obsesivamente, sin que se explique por qué, el oro de los duendes-, y del perfil de un protagonista -peculiar asesino juvenil, con modos a lo James Bond- hermético y distante. Si el lector consigue superar este opaco comienzo, podrá acceder al mundo de los duendes -los personajes más 'humanos' de la historia, y quienes le dan color y humor-, y se divertirá con las batallas que les enfrentan al héroe. Un héroe anticonvencional, al que algunos críticos han elevado a la categoría de antihéroe, aunque el calificativo más ajustado sería, simplemente, el de delincuente precoz, dotado de una mente privilegiada y una falta de escrúpulos extraordinaria, y con un total dominio de las nuevas tecnologías, que le permiten perseguir su objetivo -recuperar la fortuna familiar a costa del oro de los duendes- sin detenerse ante nada. Si hay que matar, robar, torturar, destruir, el joven Fowl lo hace, o lo ordena hacer a sus sirvientes, sin miramiento alguno. El desafío de Artemis al mundo de los duendes es una guerra a muerte entre la inteligencia humana, fortalecida por los avances tecnológicos, y las antiguas artes de la magia. Una batalla en la que por encima de la fuerza bruta entran en juego la astucia, la sagacidad, los rituales, el respeto a la tradición y la energía de la inteligencia. El lector no es más que un mero espectador de un despiadado enfrentamiento en el que, eso sí, el autor introduce suficientes dosis de ironía, para dejar claro que la historia 'no va en serio' y que, en definitiva, no se trata más que de un juego disparatado, lleno de trucos y artificios, al estilo de la sofisticada y onírica violencia de los videojuegos. Un planteamiento lúdico que alcanza sus mejores momentos en los capítulos protagonizados por las criaturas mágicas -unos particularísimos duendes según la provocadora y galáctica versión de Colfer-, y concretamente por los miembros de la Policía de Elementos del Subsuelo (PES), un grupo de élite en el que destaca la aguerrida Holly Canija, primera agente femenina del cuerpo y la más empecinada contrincante Fowl. La novela de Colfer tiene poco de literatura y mucho de producto 'hecho a medida' para atrapar a los remisos lectores preadolescentes que, según todas las encuestas, abandonan con entusiasmo tanto la infancia como la lectura para ingresar en la prestigiada cofradía de los consumidores de música, imágenes, consolas y demás juguetería posmoderna. Estamos en tiempos de transiciones y quizá asistimos al nacimiento de un nuevo tipo de lectores y de un nuevo género a medio camino entre la imagen y la palabra: el libroclip. Si es así, y no se trata de una moda pasajera, estamos asistiendo, también, a la muerte de la literatura como luminosa vía de acceso a la belleza, la emoción y la moralidad. Porque, en definitiva, el libroclip no es más que un manual de instrucciones para encender un llamativo y efímero fuego de artificio que, cuando acaba, deja al lector en la más vacía oscuridad.

ARTEMIS FOWL

Eoin Colfer Traducción de Ana Alcaina Montena Mondadori Barcelona, 2001 288 páginas. 1.990 pesetas

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