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Entrevista:MANUEL GÓMEZ PEREIRA | Director

'La edad me lleva a arriesgar cada vez más'

Después de rodar algunas de las comedias más comerciales del cine español, como Boca a boca y El amor perjudica seriamente la salud, Manuel Gómez Pereira, madrileño de 47 años, se pasó al thriller hace un par de temporadas con la no menos taquillera Entre las piernas.

'En la ópera, el divismo es más evidente que en cualquier otro ámbito del espectáculo'
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Gatillazo de comedia

Después de rodar algunas de las comedias más comerciales del cine español, como Boca a boca y El amor perjudica seriamente la salud, Manuel Gómez Pereira, madrileño de 47 años, se pasó al thriller hace un par de temporadas con la no menos taquillera Entre las piernas. Ahora, sin embargo, vuelve a sus orígenes de director de comedia con una cinta en la que se ha empeñado en parodiar el mundo suntuoso de la ópera. Y lo ha hecho a lo grande. Desafinado, que hoy llega a las pantallas, no es un filme español al uso. Su presupuesto, de 1.600 millones de pesetas, es el segundo más caro de la historia del cine nacional tras el de Los otros; el cartel, encabezado por los estadou-nidenses Joe Mantegna, George Hamilton y Danny Aiello, un lujo; y el idioma de rodaje -en Francia y España-, el inglés. Gómez Pereira admite que se ha planteado esta película, la séptima en su filmografía, como un reto, y añade que, con la edad, cada vez siente más la necesidad vital de arriesgarse.

Pregunta. ¿Por qué ha elegido el ambiente del bel canto para ironizar sobre unos sentimientos tan humanos como los celos, la envidia y la competitividad?

Respuesta. En el mundo de la ópera es fundamental la apariencia. Hay una exaltación del ego tremenda. El divismo es mucho más evidente que en cualquier otro ámbito de la cultura o del espectáculo. La ópera también tiene algo de farsa, y me interesaba destacar todos esos elementos, que, aunque en la película puedan parecer exagerados, no creo que lo sean.

P. Será inevitable que el público asocie a los tres tenores de su filme con Plácido Domingo, José Carreras y Luciano Pavarotti.

R. Pues no tienen nada que ver con ellos, si bien tengo que decir que si ellos no hubieran existido probablemente nunca se hubiera hecho esta película.

P. ¿Qué tiene Desafinado de alta comedia, al estilo de Historias de Filadelfia, por ejemplo?

R. Pues, desde mi punto de vista, el referente es claro. Las dos películas suceden durante un fin de semana en una rica mansión; todos los personajes que aparecen en ambas historias mienten, y luego está la ambientación visual, la atmósfera. En Desafinado, hay una voluntad de barroquismo, que se nota en la puesta en escena, en el vestuario y en los decorados.

P. Dice que su intención es parodiar a los divos de la ópera, pero los periodistas y los críticos musicales no salen muy bien parados.

R. Bueno, bueno, hay que matizar eso. Los que aparecen en el filme pertenecen a un tipo muy concreto de periodista, el de la prensa rosa, al que sólo le interesan las relaciones del famoso, no su virtuosismo o su arte. En cuanto al crítico, los de ópera son muy implacables, y nos apetecía el juego de maltratarlos, ya que ellos censuran a los autores, pero nosotros raramente tenemos la ocasión de hacerlo a la inversa.

P. ¿Rodaría un musical?

R. Claro que sí, pero un musical es algo muy complicado. Es difícil dar con una historia que tenga coherencia dentro de un musical. En mi opinión, el ejemplo perfecto del género es Bailando en la oscuridad, de Lars von Trier, un musical atípico que combina originalidad e interés, pero llegar a eso es... No sé, lo de realizar un musical es algo que está ahí y, aunque no puedo decir que sea una asignatura pendiente, sí llevo meditando en ello desde hace tiempo.

P. ¿Cómo fue el trabajo con tres actores tan curtidos en cientos de rodajes como Mantegna, Hamilton y Aiello, y además en inglés?

R. No conocer a los actores era una de mis preocupaciones antes del rodaje, porque me gusta mucho trabajar con ellos y considero fundamental saber cómo son, pero afortunadamente la magia surgió inmediatamente, hubo una absoluta predisposición por parte de ellos, y el idioma no supuso ningún obstáculo... después de la primera semana, claro (se ríe).

P. ¿Le apetecía volver a la comedia después de dirigir una película tan dura como Entre las piernas?

R. El género es lo de menos. Lo importante es que la historia valga la pena. Me siento cómodo con cualquier película siempre que crea en ella. Lo que sí noto es que, con la edad, mi nivel de autoexigencia aumenta, siento la necesidad de arriesgarme cada vez más.

P. ¿Es la broma sobre el Rey, casi al final de la película, un ejemplo de ese deseo de riesgo?

R. No es en absoluto una broma agresiva. No hemos tenido ninguna intención ofensiva. La ironía está integrada en la historia. De hecho, ya hicimos salir al personaje de don Juan Carlos en El amor perjudica... Lo que pasa es que en España aún no estamos acostumbrados a que se ironice sobre la familia real; a los ingleses, en cambio, no les extraña nada.

Manuel Gómez Pereira, en Barcelona.
Manuel Gómez Pereira, en Barcelona.CONSUELO BAUTISTA

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