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Reportaje:

La eficacia policial, en una sala

Los tres cuerpos comparten desde 1998 un mismo espacio en el que se intercambian a diario decenas de datos

La eficacia policial cabe en una sala de pocos metros, no necesita de gastos millonarios. Si no, que se lo pregunten a una juez de Ripoll. Hace unos meses, la magistrada telefoneó a los Mossos d'Esquadra relatando que le constaba que en el momento en el que ella estaba hablando un ciudadano acusado de un delito grave que investigaba su juzgado se encontraba en una habitación de un hotel de Sevilla. La juez explicó que tenía firmada una orden de detención contra él, pero también expuso sus reservas sobre la dificultad para llevarla a cabo.

La policía autonómica llamó a su oficina de la Sala de Coordinación Policial de Barcelona y la información se comunicó al Cuerpo Nacional de Policía. Este cuerpo transmitió la orden de detención a sus agentes y en media hora el sospechoso estaba arrestado.

De no existir la Sala de Coordinación, la burocracia se habría impuesto sobre la eficacia y muy probablemente se hubiera tardado dos o tres días en comunicar la orden de detención de un cuerpo a otro. Para entonces el sospechoso podría haber huido. Quizá por esa eficacia demostrada en tantos casos cotidianos, los responsables de la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía y los Mossos d'Esquadra hablan tan bien de una experiencia insólita en España en la que los tres cuerpos comparten un mismo espacio y se intercambian decenas de datos que constan en tres archivos distintos. Desde antecedentes policiales hasta órdenes de búsqueda o robos de vehículos. Se acaba así con los compartimientos estancos tan característicos de la Administración española y a la que la policía tampoco es ajena. Y más cuando está en marcha la implantación de otro nuevo cuerpo que nació de la nada.

A todas horas

La Sala empezó a funcionar el 16 de marzo de 1998 y ocupa una habitación de la comisaría que el Cuerpo Nacional de Policía tiene en Nou Barris. Está abierta a todas horas y durante todo el año con pocos más medios que un agente, un mando, ordenadores, fax y teléfonos. Antes funcionaba una sala parecida en Girona, de ámbito más reducido y sólo de día. Pero el progresivo despliegue de los Mossos d'Esquadra llevó a la Delegación del Gobierno y al Departamento de Interior de la Generalitat a ampliar la experiencia.

Otro ejemplo vivido. Agentes de la Guardia Civil de Barcelona llamaron en una ocasión a la Sala para comunicar que un sospechoso al que seguían el rastro embarcaría en Almería rumbo a Melilla. La Sala realizó las comprobaciones, se verificó la información con la policía y se le detuvo. Claro que en este caso nada habría sido posible si el capitán del barco no hubiese decidido retrasar la salida seis horas hasta que la policía identificó a todos los pasajeros y dio con el sospechoso.

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'Si no hubiera sido por esta Sala, los Mossos no podríamos trabajar', asegura sin reservas el cabo de la policía autonómica Martí Gallardo. 'Parece rotundo lo que dice, pero es así', remata el cabo primero de la Guardia Civil Carlos Cárdenas. 'Esta es una de las mejores armas de las que disponemos', explica el subinspector de la policía Javier Fernández.

Y más ahora porque las competencias en seguridad ciudadana en Cataluña se las reparten tres cuerpos. Eso quiere decir que, por ejemplo, se puede cometer un delito en zona de los Mossos d'Esquadra (provincias de Girona, Lleida o algún municipio de Barcelona), denunciarlo en una comisaría de la policía y que acabe resolviéndolo la Guardia Civil. Sin coordinación sería muy difícil.

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