Nuestras universidades y su arquitectura
Entre hoja de apuntes y hoja de apuntes, hojeo EL PAÍS del lunes 12 y, para mi sorpresa, encuentro un artículo acerca de La arquitectura aislada de los campus. En fin... ¿por qué no centrarse en la arquitectura del edificio? No hay por qué generalizar en el orden urbano, sólo hay que fijarse en el techo que tenemos sobre nuestras cabezas. Nuestras universidades se caen a pedazos (desgraciadamente, es cierto, en el sentido literal y en el figurativo).
Ya el año pasado, el señor Félix de Azúa se quejaba en su columna del estado de la facultad o escuela en la que impartía clase. Suerte que tiene él, que no se sienta en las mismas sillas que nosotros. Es paradójico que una escuela de arquitectura se agriete de esa manera tan terrible. Sí, la Escuela de Arquitectura Técnica y Superior de Barcelona es una chapuza. Los profesores ironizan diciendo que es un ejemplo de lo que no se debe construir nunca.
¿Qué se puede decir de un edificio en el que las ventanas llevan sin poder limpiarse alrededor de 20 años? No olvidemos tampoco el hecho de que una persona en silla de ruedas ha de realizar transbordo de ascensores para pasar de la planta baja al primer sótano (donde tenemos también clases). La ventilación de las aulas es una bonita utopía, igual que la iluminación natural. Las paredes se agrietan de una manera que asusta, el suelo se levanta víctima de la humedad (como si se tratase de la catedral de Venecia). La historia de la arquitectura se ha jactado de tener grandes arquitectos diseñadores de muebles. Bueno, pues les invito a cualquier clase de arquitectura en el mal llamado 'edificio viejo' de esas que duran tres horas y a sentarse en esos taburetes tan auténticos y a escribir en esas mesas de tableros conglomerados salpicados de chinchetas. Si después de ello no acaban con las cervicales o el lumbago destrozados, considérense afortunados, son seres excepcionales. El resto de estudiantes de arquitectura seguiremos destrozándonos el físico por acabar una carrera que cada día resulta ser más absurda.
Por cierto: ¿alguien puede decirme por qué sólo se ha presentado una persona a las elecciones para la dirección de la Escuela de Arquitectura de Barcelona?- Celia Marín Vega. El Prat de Llobregat, Barcelona.
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