La UE defiende el carácter social del mercado agrícola
La Unión Europea ha reforzado su posición con el apoyo de casi una treintena de países para incluir en el texto de la declaración final las cuestiones no comerciales de la agricultura. La UE entiende que la agricultura tiene un fin social, cultural y medio ambiental por lo que no puede ser tratada como cualquiera otra industria. Los países europeos no quieren que sus cultivos estén sometidos, al ciento por ciento, a las reglas del libre mercado.
A cambio, la UE aceptará la parte del texto que más le duele, y es 'la reducción de todas las formas de subvenciones a la exportación, con miras a retirarlas progresivamente; y reducciones de ayuda interna causantes de distorsiones en el comercio', según reza el documento preliminar. La UE también intentará, a petición de Francia, quitar del texto final la frase 'retirarlas progresivamente' para evitar la eliminación total de las ayudas.
Las intenciones de la UE chocan de frente con la postura del llamado grupo Cairns (18 países encabezados por Australia, Nueva Zelanda y Argentina), que son grandes exportadores de cereales y carnes, y que quieren la eliminación total de las ayudas y que se ponga un plazo para ello. La posición es radical y no se ha movido un ápice hasta ahora. Pero como nadie está dispuesto a hacer fracasar la cumbre de Qatar, es muy probable que ambas partes enfrentadas terminen por aceptar un poco menos de lo que cada una exige. En Duhá es más fuerte el temor a fracasar que el de irse a casa sin haber conseguido todos los beneficios que las distintas delegaciones vinieron a buscar.
Consecuencias para España
'Lo que está a punto de acordarse en Duhá significa que España dejará de ser un país agrario con toda seguridad', dijo ayer Fernando Moraleda, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).
La posición española dentro de la UE busca asegurar el mantenimiento de la llamada caja azul, es decir, las ayudas directas al sector, que representan el 68% de los 5.500 millones de euros que Bruselas destinó a la agricultura en 2000. Sin embargo son estas ayudas y las restituciones (un 21% del total) por importación las que el grupo Cairns quiere que se eliminen en el futuro.
En este punto, la Unión Europea quiere que si accede a eliminar los subsidios a las exportaciones, también Estados Unidos suprima las suyas, aunque no admiten su existencia como subvenciones.
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